AZULEJOS HOLANDESES EN

MEDINA SIDONIA

 

Andrés Beltrán y Antonio Pérez-Rendón*

 

 

The tile family has an extremely old and good pedigree

Dingeman Korf .- Dutch tiles [1]

 

INTRODUCCIÓN

En este artículo nos proponemos una doble meta: señalar la existencia en Medina Sidonia de dos conjuntos muy interesantes de azulejos del s. XVIII fabricados en Holanda, y clamar por la pérdida, no hace muchos años, de otros dos conjuntos de azulejos igualmente interesantes: los cientos de azulejos de Triana de finales del XVIII que decoraban la escalera principal del Ayuntamiento y los valencianos de mediados del XIX que alicataban totalmente la cocina del Círculo de la Juventud Asidonense (que anteriormente perteneció a la familia Fabra).

Los azulejos de Triana se perdieron para instalar una insípida escalera de mármol blanco, y los valencianos, que decoraban profusamente las paredes de la cocina con dibujos de vasijas, orzas, ristras de chorizos, etc. es muy probable que terminasen destrozados a martillazos los últimos días de existencia del Círculo. Es el sino de los azulejos: un material muy frágil, pero que bien conservado puede durar siglos.

De los dos conjuntos de azulejos holandeses de Medina, el más importante consta de sesenta piezas, colocadas en el rodapié que adorna el presbiterio de la Iglesia de la Victoria. Es muy probable que lleven allí más de trescientos años -todo un récord-. El segundo conjunto, mucho más modesto (sólo quince azulejos) pero no menos interesante, está decorando el patio de una casa particular de la calle Olivo.

Nuestro trabajo, dedicado a describir y estudiar estas dos colecciones de azulejos, está organizado en tres capítulos o secciones:

En el primer capítulo, Generalidades sobre los azulejos holandeses, presentamos una breve historia de las manufacturas holandesas de azulejos, junto con una descripción, también muy resumida, de todo el proceso de fabricación y decoración que, durante los siglos XVII y XVIII se llevaba a cabo en las numerosas fábricas de los Países Bajos. La principal razón para incluir este capítulo un tanto técnico es hacer autosuficiente nuestro artículo. El lector interesado sólo en conocer cómo son los azulejos holandeses que existen en nuestra ciudad puede pasar a leer directamente los otros dos capítulos. En ellos se describen, primero, los dos grupos de azulejos, y posteriormente se intenta aclarar su antigüedad y posible procedencia.

En el primer capítulo se introduce, además, parte de la terminología normalmente utilizada en todos los trabajos sobre azulejos holandeses. Por ejemplo, el término tegel (azulejo en holandés) más breve que “azulejos holandeses”,  adornos de esquina, etc. Para la redacción de este capítulo nos hemos limitado a ordenar y resumir la información básica que suministra una serie de obras -incluidas todas en la bibliografía- muy generales pero de difícil consulta en España.

El segundo capítulo se dedica, como ya hemos indicado, a la Descripción de las dos colecciones de Medina. Los azulejos de la Iglesia de la Victoria han sido ya estudiados y parcialmente descritos por João Miguel dos Santos Simões [10] (un portugués que visitó Medina en 1957), pero de los quince de la calle Olivo nadie se ha ocupado aún.

Por último, en el capítulo tercero nos preguntamos por la fecha de colocación de las dos colecciones y por su posible origen y antigüedad.

Para hacer más atrayente este trabajo hemos procurado añadir el mayor número posible de reproducciones, no limitándonos únicamente a los azulejos de Medina, pues existen en la provincia de Cádiz otros muchos conjuntos que testimonian el éxito de los exportadores holandeses. Incapaces, por el momento, de extender nuestro estudio a todos los azulejos de la provincia, queremos al menos dar a conocer, a través de sus fotografías, algunos de los ejemplares más interesantes.

1. GENERALIDADES SOBRE LOS AZULEJOS HOLANDESES

1.1. Breve historia de los tegels

La historia de los tegels es sólo un capítulo de la amplísima historia de la cerámica vidriada europea. Como dice Alfonso Pleguezuelo en su obra Azulejo Sevillano ([8] p. 13):

Entre las novedades tecnológicas que llegan con la irrupción del Islam en la Península, se distinguen por sus consecuencias posteriores varios nuevos procedimientos cerámicos dirigidos a dotar al producto de una capa vítrea que lo impermeabiliza y que constituye el soporte y/o cubierta de su eventual decoración. Uno de estos procedimientos era el esmalte de estaño, que además de aplicarse a la vajilla cerámica, se utilizó para fabricar elementos de construcción, entre los cuales los destinados a revestimientos ocuparon un lugar preeminente.

En efecto, el barro cocido, que se utiliza desde la más remota antigüedad, presenta el problema de la impermeabilización de su superficie, que se ha resuelto de las más diversas maneras: introducción de sal en el horno de cocción, recubrimientos feldespáticos, sales de plomo, etc. La mejor solución de este problema llegó con la introducción en la Península, por parte de los árabes, de los compuestos de estaño, que proporcionan una superficie más impermeable, más brillante y resistente y, sobre todo, más blanca.

Los árabes no se limitaron a popularizar el uso de las plaquetas de barro cocido y recubierto de esmalte de estaño, sino que además nos legaron el nombre con que hoy se conocen: azulejos (del árabe azuleich = pequeña piedra bruñida, como dicen algunos diccionarios etimológicos; aunque la más prudente María Moliner se limita a señalar que la palabra es de origen árabe).

El siguiente capítulo de la historia de los tegels es la crónica de un viaje por rutas que se entrecruzan sobre la geografía europea, formando parte de la expansión más general de la loza vidriada con esmalte de estaño.

De la Península Ibérica esta loza vidriada pasa a Italia, vía Mallorca, y su nuevo nombre, mayólica, indica claramente su procedencia.

En el norte de Italia, en Faenza, florece una importante industria cerámica, desde donde se exportan grandes cantidades de loza a Amberes. Cuando llegan, se llaman faiences, que es una corrupción del nombre de su nueva ciudad de origen.

Tras la decadencia de Brujas en el s. XV, Amberes se ha convertido en el gran emporio flamenco, en centro cosmopolita, económico y artístico. Ahí desembarcan las faiences conocidas también con el nombre de lozas del estrecho, por venir en barcos italianos que atraviesan el estrecho de Gibraltar.

En el mercado de Amberes las mayólicas adquieren tan altos precios que no es de extrañar que algunos ceramistas italianos pensaran en establecerse personalmente allí. Así, en 1510, en los archivos de Amberes aparece el nombre de un tal Guido Andries como fabricante de loza esmaltada. Pero hubo que esperar cincuenta años más para que Joris Andries, hijo de Guido, comenzara a hornear mayólicas en el norte de los Paises Bajos, en Middelburg.

A partir de este momento la técnica del vidriado estannífero se extiende rápidamente. Pequeños talleres donde se fabrican tanto vasijas como azulejos vidriados se establecen sucesivamente en Leewarden (hacia 1570), Haarlem (1571), Amsterdam (1584), Dordrecht (1586) y Harlingen (a finales del s. XVI). Normalmente los propietarios de estos pequeños talleres son artesanos que se establecen en el norte huyendo de las guerras con España.

Ahora bien, los ceramistas italianos no se limitaron a emigrar a los Países Bajos. Algunos llegaron a Sevilla que, desde el s. XIII, era uno de los grandes centros productores de cerámica en España. Francesco Niculoso, como Guido Andries, se marchó de Italia a comienzos del s. XVI y se estableció en Sevilla, donde trabajó hasta su muerte en 1529. Niculoso era natural de Pisa, y algunos de sus trabajos están firmados “Francesco Niculoso Pisan” o  “Pisano”, como el maravilloso altar de la capilla del Alcázar de Sevilla.

Niculoso trajo de Italia la técnica de la mayólica, pero no pudo reemplazar los procedimientos tradicionales, de cuerda seca y de cuenca  o arista en Sevilla. Sin embargo a comienzo del s. XVII, cuando a España llegan grandes cantidades de azulejos holandeses, los alfares sevillanos, retomando la técnica traída por Niculoso, empiezan a copiar los tegels.

 

1.2. Su fabricación y venta

A lo largo del siglo XVII los talleres artesanales dieron paso a verdaderas fábricas de azulejos donde se aplicaba una técnica de producción bastante compleja y, en parte, mecanizada. Para dar una idea de la magnitud e importancia de estas fábricas basta un dato: solo la fábrica de Tichelaar en Makkum se cree que produjo unos 125 millones de azulejos.

En los métodos aplicados a la fabricación y decoración de los tegels hay que tener en cuenta un triple proceso:

a) La preparación de las placas cerámicas

b) El esmaltado

c) La decoración de las piezas

Las dos primeras etapas eran puramente industriales y en ellas había que cuidar  tanto la composición y calidad de las materias primas como un adecuado uso del horno de cocción. Cada fábrica tenía naturalmente sus propias “recetas”. La tercera etapa era la más “artística”.

Para describir los diferentes procedimientos de fabricación nos ceñiremos a la información -convenientemente resumida- que dan Dingeman Korf (véase [3] pp.10-16) y  Hans van Lemmen (en [4] pp.44-50).

 

1.3. Preparación de las placas cerámicas

En los pequeños talleres del siglo XVI los primeros azulejos se hicieron con arcilla extraída en los alrededores del mismo taller. Esta arcilla se amasaba correctamente pero, en general, no estaba bien limpia de impurezas y era fácil que, durante la cocción, las placas cerámicas se agrietaran o torcieran. Una primera solución a este problema fue hacer las placas suficientemente gruesas, entre 18 y 20 mm., para que pudieran resistir una cocción a 1000° C, durante un periodo de tiempo que podía oscilar entre 20 y 40 horas.

Posteriormente, hacia 1650, se encontró otra solución mas práctica mezclando la arcilla local, ya limpia de impurezas, con tierra de Tournai o tierra de Inglaterra que aumentaban hasta el 25% el porcentaje de cal existente en el barro. En el siglo XVIII se consiguieron fabricar, de esta manera,  azulejos de entre 5 y 10 mm. de espesor. Ahora las placas cocidas tenían un color amarillento, debido a la cal, en lugar del color rojo de las piezas más antiguas. El espesor y color de los azulejos sirven actualmente para fijar la antigüedad de los tegels.

Los azulejos holandeses son generalmente cuadrados y, al principio, medían entre 12 y 14 cm de lado, pero, a medida que se fue industrializando su fabricación, el tamaño se hizo más estándar y podía variar entre 12,5 y 13,2 cm.

 

1.4. Fabricación y aplicación del esmalte

Las placas cerámicas cocidas una sola vez se llaman bizcochos. En las fábricas de azulejos, tras seleccionar los bizcochos que se daban por buenos, pasaban a manos de los obreros encargados del esmaltado.

La preparación del esmalte de estaño era un trabajo bastante complicado. Primero se cocía en un horno una mezcla de óxido de estaño, óxido de plomo, arena, sosa y sal -en las proporciones establecidas en cada fábrica- para obtener el masticot. El término masticot es una corrupción de la palabra italiana mezzacotto, “semicocido”. El masticot se molía finamente y, mezclado con más óxido de estaño y sal, se volvía a cocer en el horno, a una temperatura mucho más elevada, para que la nueva mezcla alcanzase el punto de fusión. Entonces aparecía una masa vítrea de color blanco, el esmalte de estaño.

Esta última masa de esmalte se volvía a pulverizar muy finamente y se mezclaba con agua hasta obtener una suspensión de polvo de esmalte. A esta suspensión se la llamaba el blanco y a los obreros encargados del esmaltado, blanqueadores. Cada blanqueador se colocaba delante de un barril de blanco y con ayuda de un pincel blanqueaba las caras más lisas de los bizcochos. Una vez secos estos bizcochos, pero sin hornear, llegaba el turno de los pintores que debían decorarlos.

1.5. Decoración de las piezas

Para hacer más rápida la decoración, y así abaratar costes, se utilizaba el sistema de trepa (spons) o plantilla. Una trepa es un cartón o papel fuerte -del tamaño y forma de los azulejos- con un dibujo cuyos trazos han sido todos finamente agujereados. Para decorar un azulejo se colocaba la trepa sobre un bizcocho previamente blanqueado y, por medio de una muñequilla, se la cubría de polvo de carbón o negro de humo que, pasando a través de los pequeños agujeros, dejaba sobre la superficie blanca del bizcocho una réplica punteada -un geest, un fantasma- del dibujo existente en la trepa.

Luego el pintor, con pintura azul o violeta, repasaba los trazos del fantasma, obteniendo así los contornos del dibujo. Finalmente, estos contornos se rellenaban con los colores deseados. En esta última etapa de la decoración el pintor podía eliminar o añadir detalles, variar las pinceladas o rellenar los espacios de forma que el aspecto final no tenía por qué coincidir con el dibujo del spons original. Cada azulejo era así objeto de un cuidado particular del pintor que lo decoraba y que podía divertirse introduciendo mínimas alteraciones. Como resultado de esta forma de trabajar, dos azulejos decorados con la misma trepa no tenían por qué ser idénticos (véase [10] pp.16-17, y fig. 1). E incluso a veces se usaba la misma trepa por una y otra cara, con lo que se obtenían pares de azulejos simétricos; estas parejas se usaban fundamentalmente en la decoración de chimeneas.

Fig. 1. Dos azulejos diferentes sobre la misma plantilla. Victoria 16  y  Olivo 73.

 

Tras la decoración, los azulejos sufrían una segunda cocción durante 30 o 40 horas, a una temperatura de nuevo próxima a los 1000°C. En esta etapa de la fabricación el principal problema estaba en la carencia de instrumentos que controlasen la temperatura interior del horno, con lo cual un exceso de calor, o de humos, o una mala colocación de las piezas  dentro del horno, podía poner en peligro toda una hornada. Normalmente los obreros encargados de este trabajo se transmitían de padres a hijos el sutil conocimiento de cuándo se había alcanzado la temperatura deseada durante el tiempo justo para obtener una buena cocción. El exceso de temperatura producía la fusión parcial del esmalte, originando escurriduras en el color. (fig. 2)

Fig. 2. Pieza defectuosa por exceso de temperatura. S. Agustín

 

En cuanto a la paleta de colores de un pintor de azulejos, hay que decir que era muy limitada. Tenía seis colores fundamentales que se obtenían por medio de cobalto (para el azul), manganeso (para el malva o púrpura), antimonio mezclado con plomo (para el amarillo napolitano), cobre (para el verde) y minerales conteniendo hierro (para el naranja y para dar sombreados marrones). Como los óxidos coloreados son insolubles en agua, se pintaba con sales, que normalmente tienen colores apagados y distintos de los definitivos: la coloración deseada sólo aparecía al formarse los óxidos en el horno, y su intensidad dependía también mucho de la temperatura y tiempo de cocción. Variando la carga de color y la temperatura, la gama de colores se hacía más amplia: el manganeso, por ejemplo, puede dar desde un lila claro hasta casi negro.

Los azulejos de Medina Sidonia son casi todos monócromos en azul (salvo 30 azulejos de la Iglesia de la Victoria que, como veremos más adelante, tienen los contornos pintados en malva y los detalles en azul). Para pintar este tipo de azulejos se usaban dos compuestos diferentes fabricados con sales de cobalto: el zaffer y el smalt. El zaffer era simplemente mineral de cobalto, tostado y molido muy fino; mientras que el smalt era cristal de cobalto -preparado artificialmente- también muy molido. Gerrit Paape, en De Plateelbakker of Delftsch Aardewerk Maaker (1794), da una receta para obtener una buena pintura azul: 8 libras de zaffer, 5 libras de smalt y 4 libras de masticot. El masticot era muy importante para conseguir que el color azul se adhiriera bien al blanco que recubría el bizcocho ([2], pp. 26-27). Sobre la procedencia del mineral de cobalto, suele omitirse en la literatura (en su mayor parte no española) que las minas de Gistain, en el Pirineo de Huesca, suministraron cobaltina a toda Europa durante mucho tiempo: con frecuencia, este mineral se comercializaba como procedente de Centroeuropa.

No es de extrañar que sean azules casi todos los tegels que hay actualmente en Medina Sidonia y gran parte de los que aún pueden verse en Cádiz. Según cuenta Hans van Lemmen en [4] ( pp. 46-49):

[Un] cambio importante [en la fabricación de los tegels] se produjo en los años 1620-1640 por influencia de la importación, que hicieron los comerciantes portugueses, de porcelana blanca y azul de China. Las primeras importaciones llegaron en unos barcos mercantes portugueses que los holandeses capturaron a causa de la guerra que, en ese momento, mantenían con España. La porcelana que transportaban se puso a la venta en Holanda, con gran éxito, en los años 1602 y 1603. Más adelante, con la fundación de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en 1602 y la colonización de Indonesia, el comercio con el Extremo Oriente se convirtió en un negocio de gran envergadura y muy rentable.

La importación de porcelana china ejerció una gran influencia sobre la cerámica y los azulejos holandeses. Tanto los platos como las tazas chinas eran muy buscados por la calidad de su porcelana: blanca, fina y translúcida, con adornos azules pintados bajo una capa de esmalte transparente [la decoración era siempre azul por ser el color más resistente a las altísimas temperaturas a las que se cocían las porcelanas chinas]. Esta porcelana era muy diferente a la cerámica holandesa esmaltada que, por comparación, resultaba basta y pesada. Además, las grandes cantidades de porcelana importada habían hecho bajar los precios, poniéndola al alcance de los ricos burgueses holandeses. Los ceramistas comenzaron a resentirse de esta competencia y reaccionaron fabricando su cerámica [a falta de caolín] con  un tipo de arcilla más fina, recubierta de esmalte de estaño blanco y decorada con adornos  azules y blancos copiando los motivos chinos; y consiguiendo así hacer imitaciones bastante convincentes y mucho menos caras que las porcelanas verdaderas. Esta moda del blanco y azul afectó igualmente la decoración de los azulejos.

Resumiendo, la costumbre de copiar la porcelana china hizo que, a partir de la segunda mitad del siglo XVII, casi todos los azulejos se decoraran con pintura azul. La utilización de un único tipo de pigmento, junto con la reducción del espesor de las placas cerámicas, que se consiguió también por la misma época, abarató considerablemente el precio de fabricación de los azulejos. Desde entonces, rara era la casa holandesa que no tuviera azulejos en cocina y bodega o adornando la chimenea. Y los pintores holandeses del XVII  especializados en pintar escenas domésticas, como Vermeer, no dejaron de reflejar en sus cuadros esta moda. Así, en el cuadro Dama al virginal, de Vermeer, la habitación en que se representa la escena tiene  un rodapié formado por azulejos decorados, cada uno de ellos, con un pequeño dibujo azul de un soldado. En el cuadro La lechera, también de Vermeer, los azulejos del rodapié aparecen decorados con angelitos (cupidos).

 

1.6. Principales motivos de decoración

Dentro de la historia del azulejo,  la decoración de los tegels presenta el abanico más amplio de temas iconográficos, riqueza temática que ha movido a muchas personas a estudiarlos o a coleccionarlos. Como veremos más adelante, de los dos conjuntos de azulejos holandeses existentes en Medina Sidonia, uno es la pequeña colección de 15 tegels reunida por un maestro albañil, Manuel Astorga, hace cuarenta o cincuenta años. La nómina de ilustres coleccionistas de tegels es muy extensa e incluye a personajes tan dispares como Victor Hugo o Marguerite Yourcenar. El primero redecoró en 1856, de forma suntuosa y con centenares de azulejos, su mansión de la Isla de Guernesey, Hautville House [Véase [4], p. 113]. La colección, mucho más modesta, de Marguerite Yourcenar sirvió para decorar el comedor y los cuartos de baño de su casa -Petite Plaisance- en Mount Desert Island (Estados Unidos).[1]

Según su decoración, los tegels pueden clasificarse, grosso modo, en dos grupos: los azulejos ornamentales y los azulejos de dibujo aislado. La decoración del primer grupo está formada por motivos vegetales muy estilizados: hojas, flores, granadas, racimos de uvas, tulipanes… mezclados con  otros puramente geométricos, como bandas, cintas, etc. Para tener un dibujo completo hacen falta, como mínimo, cuatro azulejos. Todos los tegels del siglo XVI son de  este tipo, pero, al no existir en Medina Sidonia ningún ejemplar de esta clase, estudiaremos solo los azulejos de dibujo aislado.

Fig. 3. Escena marina con barco navegando. S. Agustín.

 

Fig. 4. Diversos modelos de adornos de esquina.

 

 

 

En este segundo grupo cada tegel esta decorado con un dibujo completo, que puede estar enmarcado, o no, dentro de una figura geométrica, y en las cuatro esquinas del azulejo suele haber unos pequeños adornos. El dibujo central es variadísimo: flores y frutas, animales, retratos, soldados, juegos infantiles, escenas de la vida cotidiana, episodios de la Biblia, paisajes, barcos (fig. 3), escenas mitológicas, escudos y emblemas, motivos chinos y exóticos.

 

Las principales figuras geométricas que enmarcan los dibujos centrales son: círculos (tegels de medallón), octágonos, óvalos o rombos; y en cuanto a los adornos de esquina, los más frecuentes son: las flores de lis, cabezas de buey (una estilización de las flores de lis que sugiere una cabeza de buey con sus cuernos), arañas o moscas (como unas florecitas con cuatro pétalos), y diferentes flores, sobre todo claveles. La tarea de pintar los adornos de esquina  estaba generalmente encomendada a los aprendices de las fábricas. Véase en la fig. 4 una muestra de estos adornos en los azulejos de Medina y Cádiz.

Por su temática, los azulejos de Medina Sidonia se encuadran en alguna de estas cuatro categorías:

a) Episodios bíblicos

b) Escenas pastoriles y mitológicas

c) Paisajes y escenas de la vida cotidiana

d) Escenas cortesanas

 

1.6.1. Episodios bíblicos

En los antiguos inventarios de las fábricas de tegels y en los catálogos de modelos, los azulejos decorados con escenas que ilustran pasajes sacados de la Biblia se llamaban “Histories” o “Stories”. Estas escenas suelen estar representadas con mucho detalle, y de algunos azulejos  puede decirse que son verdaderas miniaturas. Pero lo más importante de ellos era su alto valor educativo. Muchas personas podían comprender mejor un relato religioso viendo su representación en un azulejo que leyendo el correspondiente texto en la Biblia o escuchando un sermón. No es de extrañar, por tanto, su éxito en las comunidades agrícolas protestantes del Norte de Holanda que, durante los siglos XVII y XVIII, decoraron frecuentemente sus inmensas chimeneas con tegels de tema bíblico. Para facilitar la comprensión del pasaje representado en el azulejo, podía aparecer también dibujada en una cartela su referencia completa: libro, capítulo y versículo. Sabiendo que en España la Inquisición prohibió hasta 1783 leer la Biblia en español, resulta natural que, entre los miles de azulejos de tema bíblico importados en Cádiz y su provincia, muy pocos tuvieran estas referencias. Además, los  pocos que las tienen están todos en la capilla que decoraron los Zucar[2] en la iglesia de Sta. María en Cádiz. (fig. 5 y 6)

 

Fig. 5. Los donantes de la capilla. S. María.                                          Fig. 6. La Anunciación. S. María.

 

Los primeros azulejos de tema bíblico aparecieron en 1650 y, a partir de esta fecha y hasta finales del siglo XIX, se fabricaron millones de azulejos de esta clase. Las principales fábricas estaban en Haarlem, Rotterdam, Amsterdam, Utrecht, Harlingen y Makkum.

Las escenas representadas en cada azulejo pueden estar enmarcadas de muchas formas o llevar simplemente unos adornos de esquina, igualmente muy variados; los tegels suelen ser monocromos y los colores más frecuentes son el azul y el malva. Los trabajos de Jan Pluis (véase el catálogo [1] de la exposición de azulejos de tema bíblico organizada por el Tegelmuseum de Otterlo) han permitido identificar 319 temas decorativos inspirados en el Antiguo Testamento y 273 en el Nuevo. Para fabricar las correspondientes trepas se utilizaron colecciones de estampas grabadas con escenas sacadas de la Biblia. Entre los muchos autores de estas estampas el más conocido fue Pieter Schut, cuya obra Toneel ofte Vertooch der Bybelsche Historien, publicada en 1659 con 336 estampas, fue fuente de inspiración de la mayoría de los azulejos de tema bíblico.

 

1.6.2. Escenas pastoriles y mitológicas

La decoración de muchos tegels del siglo XVIII con escenas de pastores y pastoras era casi forzosa en una época en la que se idealizó la vida en el campo y el regreso a la Naturaleza. Debido, en parte, a la tradicional literatura de tema pastoril y, en parte, a los sueños “rousseaunianos” de la vida natural y sencilla, las damas de la corte de Versalles no dudaron en disfrazarse de pastoras mientras la reina María Antonieta jugaba a ser campesina en su “Petit Trianon”.

En los azulejos, los pastores y pastoras adoptan poses unas veces amatorias (en ocasiones incluso eróticas) y otras caballerescas, mientras el ganado pasta libremente por los alrededores. Si los azulejos son de buena calidad, el ganado es fácilmente reconocible, pero, en los de calidad inferior, las ovejas parecen más bien caracoles (fig. 7).

Fig. 7. Pareja de pastores cortejando. S. Agustín.

 

Algunos azulejos podrían considerarse, a la vez, de tema pastoril o bíblico; por ejemplo los decorados con la historia de Jacob y Raquel. Dentro de esta historia, los dos pasajes más representados en los tegels son: el encuentro de Jacob con Raquel, que “llegó con las ovejas de su padre, pues era pastora” (Gen. 29,9) y el beso, “Jacob besó a Raquel y luego estalló en sollozos” (Gen. 29,11).

Las escenas de la mitología griega y romana, que constituyeron un tema importante en la historia de la pintura europea, sobre todo a partir del Renacimiento, se infiltraron también en los azulejos holandeses. Aunque no sea un tema muy corriente, hay que señalar toda una serie de tegels, de gran calidad artística, decorados con algunas de las fábulas de las Metamorfosis de Ovidio. Esta serie se fabricó en Rotterdam por los años 1750. También en este caso hay fábulas cuya representación puede considerarse, simultáneamente, de tema pastoril y mitológico. Tal es el caso de la metamorfosis de Dafne. Como es bien sabido, Dafne era una ninfa de las montañas que rechazó las proposiciones amorosas de Apolo y se transformó en laurel para poder huir de él. En los azulejos suele verse a Dafne, perseguida por Apolo, con los brazos tendidos transformados ya en ramas.

 

1.6.3. Paisajes y escenas de la vida cotidiana

Fig. 8. Patinadores sobre hielo. Hospital.

 

En el siglo XVIII, además de los azulejos de tema bíblico, de los que ya hemos hablado extensamente, se fabricaron innumerables tegels decorados con paisajes. La variedad temática es tan grande que cuesta hacer una selección suficientemente representativa. En cuanto a la calidad de los dibujos, a veces éstos son muy simples, mientras que en otras ocasiones nos encontramos con verdaderas joyas de técnica pictórica.

Los paisajes lacustres o marítimos, las vistas de pueblos y aldeas -con iglesias, puentes, molinos o pozos, grupos en carros o patinadores sobre hielo (fig. 8)- están normalmente dibujados con mucha gracia. En los primeros tegels de paisajes se utilizaron, a menudo, los adornos de esquina tipo araña, pero, posteriormente se fueron enmarcando los paisajes con figuras geométricas cada vez más complicadas y llenas de adornos. Un grupo particular está formado por los azulejos en los que el paisaje ocupa toda la pieza, es decir, en los que no hay ni siquiera espacio para los adornos de esquina. Este tipo de azulejos se suele llamar de aire libre.

 

1.6.4. Escenas cortesanas

En estos azulejos aparecen damas y caballeros elegantemente vestidos que hablan, pasean, comen, coquetean o hacen música, unas veces en un interior muy esquemáticamente dibujado, y otras en un jardín o en los alrededores de una casa. En la provincia los mejores ejemplares de este tipo de azulejos se encontraban en la sacristía de la iglesia de San Agustín en Cádiz.

 

1.7. Exportación y venta

La exportación de tegels fue impulsada por el comercio marítimo internacional. A menudo los barcos holandeses con destino a puertos extranjeros no llevaban suficiente carga. En estos casos, como es bien sabido, hay que añadir lastre para asegurar la estabilidad del barco. Los azulejos, relativamente pesados, constituían un excelente lastre y los fabricantes no desaprovecharon la oportunidad de exportar sus mercancías con fletes muy bajos. Además, en los siglos XVII y XVIII,  Cádiz era  el principal puerto español para el comercio hispano-holandés, como puede leerse en la obra Grand Trésor Historique  et Politique du Florissant Commerce des Hollandais, dans tous les états et empires du monde .... (atribuida a Huet y  editada por vez primera en Rouen en 1712): «Les hollandois trafiquoient beaucoup dans toutes les places que l’Espagne avoit avant la guerre présente … mais leur principal commerce se fesoit à Cadix».

Es natural, por tanto, que Cádiz monopolizara el comercio de los tegels, que llegaron en su mayoría, si no todos, como lastre en los navíos holandeses. Las iglesias y conventos de Cádiz -y de su provincia- fueron su principal destino; probablemente el clero se sentía atraído por los azulejos de tema bíblico. Sin una industria local que pudiera competir con el bajo coste de los tegels -un aliciente más para el clero- éstos continuaron llegando al puerto de Cádiz hasta muy finales del XVIII e incluso algunos se reexportaron a América, en particular a La Habana.

En Sevilla, como ya hemos visto, había una fuerte tradición azulejera y, por tanto, no era un mercado apropiado para la venta de azulejos holandeses. Sin embargo, los alfares de Triana copiaron pronto los tegels de medallón, “dando un producto menos refinado técnicamente, más vivo en su colorido y simple en su decoración”: los azulejos llamados comúnmente “tipo Delft” (véase Pleguezuelo [8] pp. 57-58). El tema decorativo más frecuente en estos azulejos es el llamado “montería”: conejos, venados, jabalíes, perros, cazadores, perdices, etc. Los ángulos de los azulejos se decoraban con hojas polilobuladas. Cientos de azulejos de este tipo, fabricados en la segunda mitad del siglo XVIII, revestían los frentes de todos  los peldaños -las contrahuellas- de la escalera principal del Ayuntamiento de Medina Sidonia. En la introducción ya hemos lamentado su pérdida. (fig. 9).

Fig. 9. Azulejo sevillano de montería. Col. Part.

 

La primera mitad del siglo XIX vio el desmantelamiento de gran parte de la industria azulejera holandesa. Las guerras revolucionarias y napoleónicas (1792-1815) afectaron muy negativamente a sus fabricantes, y la ocupación francesa de Holanda de 1795 a 1813 tuvo efectos desastrosos sobre la economía y la exportación. Uno de los centros de fabricación de tegels más afectado fue Rotterdam, donde cerraron todas las fábricas menos una. Hacia 1850 cesó la fabricación de azulejos en Amsterdam; y así sucesivamente en los restantes centros productores de tegels. En Cádiz, la guerra de la Independencia primero y la pérdida de las colonias después, también hundieron su economía; posteriormente, la desamortización acabó con los principales clientes de los azulejeros holandeses. Cuando, a mediados del siglo XIX, vuelve a repuntar la economía,  son ya los azulejos levantinos los más utilizados en España para decorar las nuevas casas de la burguesía o los edificios oficiales.

 

2. DESCRIPCIÓN DE LOS DOS CONJUNTOS DE MEDINA SIDONIA

2.1. Iglesia de la Victoria

El académico João Miguel dos Santos Simões, de la Academia de Bellas Artes de Lisboa, visitó Medina Sidonia en 1957 -aconsejado por el Prof. Sancho Corbacho, de la Universidad de Sevilla- y describió, por vez primera, (en [10], Carreaux céramiques hollandais au Portugal et en Espagne), el conjunto de tegels que aún se encuentran en la Iglesia de la Victoria. Creemos interesante transcribir el texto completo de su visita, incluido en el libro antes citado (pp. 118-119):

A unos cuarenta kilómetros de S. Fernando, hacia el Nordeste, se encuentra la ciudad de Medina Sidonia, feudo de los Guzmán. Encaramada en un alto cerro, como todos los pueblos fortificados de Andalucía, la ciudad ofrece el espectáculo de sus bellos monumentos, especialmente la Iglesia Mayor, que se levanta en lo más alto del  cerro y cuyo retablo del altar mayor es una de las obras maestras de Berruguete.

En el centro de la ciudad se halla la iglesia abandonada de Nuestra Señora de la Victoria, que está cerrada, en espera de unos urgentes trabajos de reparación. La iglesia fue construida por los “Hermanos Mínimos” de S. Francisco de Paula  cuya orden establecieron en Málaga, en 1492, los Reyes Católicos. Se les llamaba también “Hermanos de la Victoria”, por el nombre de su primera iglesia, dedicada a conmemorar la victoria obtenida por dichos Reyes en Granada. La orden tuvo un rápido desarrollo, sobre todo en las provincias meridionales, y los Mínimos edificaron muchos conventos, uno de ellos en Cádiz.

Esta iglesia de Medina Sidonia es de poco valor artístico, por ser un edificio de construcción más tardía y más pobre que la mayoría de las iglesias andaluzas. En el momento de mi visita -diciembre de 1957- estaba abandonada, desprovista de adornos, cubierta de polvo y convertida en guarida de murciélagos y lechuzas; el interior no era en absoluto acogedor y difícilmente podría pensarse en encontrar allí algo de interés. Sin embargo, mi amigo -el Prof. Sancho Corbacho, de Sevilla- me había señalado la existencia de unos azulejos que él creía holandeses.

Yo pude ver que, en efecto, en el altar mayor había 36 tegels, formando un friso, de dos azulejos de altura, enmarcado por azulejos sevillanos.

Los tegels eran todos del tipo dibujo aislado, divididos en dos series de 18 azulejos cada una. Una serie formada por azulejos de paisaje enmarcado por una doble circunferencia, con adornos de esquina tipo cabeza de buey, pintados en azul y del tipo mas corriente; y otra serie,  mucho más rara, de la cual yo solo conocía, hasta entonces, dos ejemplares que están en la iglesia de Santa María en Cádiz. Se trata de tegels de 13 por13 cms., decorados con diversos motivos -paisajes, pastoriles, bíblicos, caballeros- inscritos en una doble circunferencia, con adornos de esquina tipo flor de lis. Para el trazado de los contornos de cada paisaje se utiliza el manganeso, mientras el dibujo de los motivos está pintado en azul; el conjunto resulta muy agradable a la vista, ya que además el dibujo es delicado y de cuidada factura, utilizando trepas (sponsen) poco corrientes.

Yo creo que estos azulejos vinieron de Cádiz, probablemente del convento de los Mínimos, en una fecha que podría ser la de la construcción de la iglesia, es decir, alrededor de 1770. Sin embargo, los tegels son mucho más antiguos y el hecho de que se puedan ver azulejos semejantes en la iglesia de Santa María de Cádiz -aunque no los colocasen cuando se decoró la capilla de Jesús Nazareno- me inclina a atribuirles una fecha no muy posterior al comienzo del siglo XVIII.

Hasta aquí la información que Simões da sobre los azulejos de la Iglesia de la Victoria y que contiene una curiosa colección de inexactitudes. Para empezar, no es cierto que el retablo de la Iglesia Mayor sea obra de Berruguete, ni que los Mínimos construyeran la iglesia en 1770. En el Catálogo Monumental de la Provincia de Cádiz [9] -libro que Simões manejó y cita ([10] p.101)- se daba como autor del retablo a Melchor Turín, de acuerdo con la información suministrada por Martínez y Delgado en su Historia de Medina Sidonia [6], aunque ahora se tiene a Juan Bautista Vázquez como autor de la mayoría de las figuras. Sobre la construcción de la Iglesia de la Victoria ya hablaremos en el próximo capítulo. Ahora nos ocuparemos de la tercera, y más curiosa, inexactitud de Simões: en la Victoria hay 60 y no 36 tegels. Como no podemos suponer que se equivocara al contar los azulejos, hay que pensar que  en el momento de su visita algo impedía, parcialmente, ver todos los tegels que hay en el presbiterio. Sin embargo, sigue siendo cierto que hay dos series, de 30 tegels cada una,  que pasamos ahora a describir detalladamente.

Los tegels están colocados formando zócalo a lo largo del muro derecho del presbiterio y de la base de las dos columnas que lo separan del resto de la iglesia. Hay además cuatro piezas casi completas en el rincón formado por el zócalo largo y la columna de la derecha. Para facilitar la lectura de los párrafos que siguen, hemos numerado los azulejos tal como se encuentran colocados, de la siguiente manera.

 

Columna lado Evangelio (izqda.)

 

Columna lado Epístola (dcha.)

 

Rincón

1

2

3

4

5

6

 

18

17

16

15

14

13

 

57

58

12

11

10

9

8

7

 

19

20

21

22

23

24

 

60

59

 

Zócalo presbiterio lado Epístola (dcha.)

25

26

27

28

29

30

31

32

33

34

35

36

37

38

39

40

56

55

54

53

52

51

50

49

48

47

46

45

44

43

42

41

 

Como apéndice incluimos una tabla con la lista completa y una breve referencia a los temas que representan. Hay otros tegels rotos o fragmentarios que no hemos tenido en cuenta. Cada conjunto está enmarcado por azulejos de borde policromos, que no parecen ser de procedencia holandesa, sino más bien sevillanos: de este último tipo hay abundantes azulejos formando un arrimadero de poca altura en otras partes de la iglesia.

El estado de conservación de los tegels es bastante deficiente: presentan suciedad (difícil de eliminar salvo por expertos) y bastantes roturas, que al menos tienen la ventaja de permitirnos ver el material de que están hechos, barro basto y bastante rojizo lo que es un signo indudable de antigüedad.

Todos los azulejos son del tipo de medallón y de 13 x 13 cm, siendo válida la descripción de estos tegels que Simões da en su obra: dos series con igual número de ejemplares (treinta, y no diez y ocho como él decía); una serie formada por azulejos monocromos con adorno de esquina en cabeza de buey, y la otra formada por azulejos bicolores en malva y azul, con adornos de esquina en flor de lis.

El dibujo es en general muy realista y, en muchos de ellos, enormemente expresivo, lo que indica artistas bastante hábiles. Aunque a menudo se repite el tema (por ejemplo los nº 1, 3 y 27; los 6, 12, 35 y 40; 11 y 19, etc.), se observará que no son idénticos: con la misma plantilla, la libertad de trazo del artesano es evidente.

Los de esquina en cabeza de buey son en su mayor parte escenas bíblicas reconocibles: ya hemos dicho que el nivel de conocimientos sobre la Historia Sagrada de los holandeses del s. XVIII era, con seguridad, mucho más detallado que el nuestro. En ninguno de estos azulejos se expresa la referencia escrita del pasaje de la Biblia que representan.

Un breve repaso a los dibujos nos permite ver, por ejemplo, a Balaam azuzando a su burra aterrorizada por el ángel, que le detiene cuando iba a maldecir al ejército israelita (fig. 10); a Caín y Abel presentando sus sacrificios a Yahvé (fig. 11), con Caín recibiendo todo el humo en los ojos, mientras el del altar de Abel sube derecho a los cielos en señal de aceptación. Abraham está a punto de sacrificar a su hijo Isaac (fig. 12) cuando el ángel detiene su mano y le ofrece a cambio la cabra o carnero que aparece al fondo.

 

Fig. 10. Balaam en su burra detenido por el ángel. Victoria 5.                      Fig. 11. El sacrificio de Caín y Abel. Victoria 47.

 

Fig. 12. El sacrificio de Abraham. Victoria 42.                                     Fig. 13. Sansón matando al león. Victoria 19.

Sansón desquijarando al león (fig. 13), de ejecución muy detallada, acierta a dar una sensación de fuerza y violencia, mientras la escena de la mujer desnuda observada por un hombre (nº 44 y 51) podría corresponder a la historia de David y Betsabé. La representación del paso del mar Rojo con los carros de los egipcios semisumergidos, que más que de guerra parecen cochecitos de niño (nº 24), muestra un realismo tosco y casi infantil pero muy expresivo.

El pasaje de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso por el ángel de espada flamígera se representa en el nº 56, con una notable calidad de ejecución. El profeta Eliseo, fácilmente identificable por su exagerada calvicie, aparece en la fig.14 camino de Betel, perseguido por los niños que  se  reían  de él y que fueron devorados por dos osos en terrible castigo; hemos visto esta escena con los osos reproducida en la bibliografía.

Fig. 14. Los niños insultan al profeta Eliseo. Victoria 43.

 

También hay muchas escenas del Nuevo Testamento como, por ejemplo, las mujeres ante el sepulcro vacío (nº 7 y 46) recibidas por el ángel que les anuncia la resurrección de Jesús, o la realista representación de la parábola del buen samaritano (nº 9) que atiende al viajero herido por los ladrones.

Muchos de los azulejos de esta serie representan escenas que sólo de forma incierta se relacionan con la Sagrada Escritura, pudiendo más bien encuadrarse entre los de tema paisajístico, pastoril o costumbrista. Así los abundantes (nº 29, 48, 52, etc.) que representan una pareja de pastores en actitudes diversas podrían referirse a diversos momentos del encuentro entre Jacob y Raquel: estos pasajes del Génesis narran cómo el patriarca viaja al país de sus antepasados para encontrar esposa, y parecen ser muy apreciados por los artistas holandeses.

También son abundantes las piezas que representan construcciones más o menos monumentales, con o sin personajes añadidos, por ejemplo los numerados 21, 30, 55 y otros más. Muy realista y de dibujo delicado es el nº 20, con un perro que ladra al caballero que pasa ante la cerca.

Por lo que hace a la serie con adorno de esquina en flor de lis, la interpretación de las escenas es menos concreta y a la vez más sencilla. Las hay en abundancia de tema pastoril: las numeradas 10, 16, 26 y 36, por ejemplo, son notables por la placidez del ambiente reflejado en la apacible conversación de los dos personajes; y a la vez son buena muestra de cómo con una misma plantilla se introducen modificaciones en el resultado final.

Abundan, como no podía ser menos en un país marítimo, las escenas en que el mar es protagonista o, al menos, aparece como fondo (fig. 15). Así lo vemos en  los números 6, 12, 35 y 40, con barcas amarradas al muelle (fig. 16); los números 14 y 34, con una curiosa red; y otros en que el mar aparece como fondo.

 

      Fig. 15. Paisaje marino. Victoria 49.                                               Fig. 16. Barca atracando al muelle. Victoria 6.

Las escenas populares están bien representadas: patinadores sobre hielo, en actitudes variadas y de muy buena factura; familias que se desplazan en carro, como en el nº 36; o personajes corrientes que charlan a la puerta de su casa. Un poco más enigmático es el nº 39, en que un pastor saluda rodilla en tierra a una reina reconocible por su corona; quizá corresponda a la ilustración de algún cuento popular y podría guardar relación con otro azulejo del Hospital de San Juan de Dios, en que la reina entrega su corona al pastor. (fig. 17)

Llama la atención la profusión de representaciones de animales: asnos, cerdos, patos, vacas, perros y, sobre todo, ovejas: pensamos que es un reflejo del carácter rural de la sociedad holandesa de la época, sin descartar una idealización, tan de moda en los ambientes burgueses, de la vida campesina.

 

 

2.2. Casa de la calle Olivo

Se trata aquí de un conjunto más reducido, de sólo 15 azulejos, pero mucho más interesante por la variedad que presenta; más adelante trataremos de resolver cuál puede ser la causa de esa variedad. Siete de ellos son del tipo de medallón con adorno de esquina en cabeza de buey, y otros siete con el dibujo sin enmarcar y adorno de esquina en araña. El estado de conservación es incomparablemente mejor que en la Victoria. Para facilitar la consulta, los hemos numerado de arriba abajo, a partir del nº 61.

En los azulejos de medallón encontramos temas similares a los vistos en la Victoria, e incluso se repiten algunos asuntos: el paso del mar Rojo (nº 61), la familia que se desplaza en carro (nº 67) o escenas pastoriles (nº 73). Pero dentro de esta tipología los hay que representan pasajes nuevos: el nº 63, con José arrojado a la cisterna por sus hermanos, o el nº 69, con San Pablo descolgado por los muros de Damasco para librarlo de las iras de los judíos (fig. 18), son muy detallistas y de buena factura; Jesús predicando desde la barca a las gentes que le escuchan desde la orilla, nº 65,  es de dibujo más tosco, pero muy expresivo.

Fig. 17. Pastor recibiendo la corona. Hospital.

 

 

Fig. 18. S. Pablo descolgado por los muros de Damasco. Olivo 69.            Fig. 19. Caballero que saluda a una dama. Olivo 68.

 

Sin embargo, en los ocho tegels restantes es donde reside el valor de esta pequeña colección. De ellos el nº 68 es un modelo bastante excepcional, único no sólo en Medina sino en toda la provincia y, en general poco frecuente. Presenta la escena encuadrada en un marco ochavado, con las esquinas decoradas con grandes palmas o plantas de mijo. La escena es también menos frecuente: un caballero saluda a una dama, y por el atuendo parecen personajes de cierta alcurnia (fig. 19). Es una pieza excepcional en todos los sentidos.

En los otros siete azulejos el dibujo llena toda la superficie, a diferencia de otras piezas de este estilo en que, para ahorrar trabajo, es muy pequeño y ocupa sólo el centro. Los trazos son muy sueltos, aunque en los detalles se muestre menos fino: llaman la atención, por ejemplo, las ovejas que más bien parecen caracoles.

Los asuntos representados encajan todos en lo bucólico o pastoril: desde la pareja que conversa apaciblemente (nº 75) hasta los del nº 62 en que, al pie de un árbol, los personajes parecen estar recogiendo fruta (fig. 20). Otras escenas tienen claras connotaciones amatorias, como la pareja sentada del nº 66; o representan situaciones más agitadas, como los que corren con las manos enlazadas en el nº 72. Mención aparte merece el nº 64 que, muy similar al anterior, presenta la particularidad de que los brazos de la mujer se transforman en ramas de árbol (fig. 21) y sin duda se refiere al mito de Dafne, al que ya nos hemos referido más arriba.

 

Fig. 20. Pareja de pastores cogiendo fruta. Olivo 62.                             Fig. 21. Apolo y Dafne. Olivo 64.

 

3. DOS PREGUNTAS SIN RESPUESTA FÁCIL

Ante cualquiera de los dos conjuntos de tegels existentes en Medina Sidonia, es natural formular una doble pregunta:

¿Cuándo se colocaron en el lugar que actualmente ocupan?

¿En qué fecha y dónde  se fabricaron?

Comencemos, una vez más, por los azulejos de la Iglesia de la Victoria que es la colección no sólo más numerosa, sino también la de mayor valor histórico, por encontrarse aún en su emplazamiento primitivo.

Como ya hemos dicho, Simões llegó a Medina aconsejado por su amigo Sancho Corbacho y ni vio todos los azulejos que allí había ni es cierto que los Mínimos construyeran la Iglesia de la Victoria en 1770, aunque fecha con exactitud los azulejos: principios del siglo XVIII.

Para intentar dar una fecha más precisa de la colocación de este conjunto de tegels tenemos una fuente que Simões no manejó: la Historia de la Ciudad de Medina Sidonia de Martínez y Delgado. Allí se cuenta ([6] pp. 212-213) lo siguiente:

En dicho año [1579], pues, los religiosos de la Victoria se establecieron y fundaron convento extramuros, y donde hoy tienen el suyo los de S. Juan de Dios, junto al llano de la Corredera; y en el que había una ermita de S. Sebastián que da nombre a aquel barrio […]

En este casi despoblado se mantuvieron los religiosos hasta el 8 de enero del año de 1650, en el que cambiaron sitios y conventos en la misma forma que se hallaban, con los religiosos de S. Juan de Dios, siendo Prior de estos Fr. Francisco de S. José […]

El nuevo convento a que se trasladaron los Victorios está en lo más público de la ciudad, que es hoy la plazuela de S. Juan; teniendo por titular a Nuestra Sra. de la Victoria. Desde su traslación usaron la iglesia que hallaron; pero siendo estrecha, pensaron en edificar otra mayor y más hermosa, y lo lograron con muchos afanes, poniendo la primera piedra en 11 de enero de 1676, viéndola concluida perfectamente en el de 1709. En la tarde de 23 de junio de dicho año se colocó en ella el Santísimo Sacramento con procesión general, que salió  de la Iglesia Mayor y siguieron después las fiestas de dedicación con solemnidad y magnificencia. Su torre de campanas se finalizó el día 24 de enero de 1703.

Una posible fecha,  entre 1703 y 1709 (y no 1770), para la colocación de los azulejos, encaja perfectamente con la antigüedad que Simões les atribuye. En cuanto a su procedencia, es naturalmente Cádiz;  pero es bastante improbable que vinieran del convento de los Mínimos, donde nadie sabe que hubiera azulejos holandeses. En Cádiz hay cuatro grandes conjuntos, por desgracia muy deteriorados, de tegels ([10] pp. 104-115):

1. En la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la iglesia de Santa María, mandada decorar por una familia de comerciantes armenios, los Zucar (de los que ya hemos hablado), en los años 1670, 1671 y 1679. Según Simões hay alrededor de 1100 azulejos del tipo dibujo aislado y, casi todos, pintados con manganeso. Los temas son muy variados. Traemos aquí, como muestra, los que representan a S. Pablo cayendo del caballo (fig. 22) y a Jesús hablando con la samaritana (fig. 23).

 

Fig. 22. San Pablo cae del caballo camino de Damasco. S. María.                             Fig. 23. Jesús y la Samaritana. S. María.

Es curioso que la única alusión  que Enrique Romero de Torres hace de los azulejos holandeses de Cádiz, en su obra Catálogo Monumental de la Provincia de Cádiz ( [9] p. 351) sea:

Lo mas notable que tiene esta iglesia, [Sta. María], es la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que es propia de la cofradía de esta advocación. En ella se ve un alicatado de azulejos de colores, celeste y violeta, traídos de Italia, que representan pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento.

2.- En el Hospital de San Juan de Dios, donde quedan sólo algunos cientos de los muchos, tal vez millares, que antiguamente decoraron todo el edificio. Son todos del tipo más corriente de azulejos de tema bíblico, pintados en azul y con adorno de esquina cabeza de buey. Como ejemplo véase el que representa a Absalón colgado de la encina (fig. 24). Comentario aparte merece el friso cerámico de la capilla del Hospital, con 38 paneles formados por un total de 912 azulejos, perfectamente fechados y firmados por Jan Aelmis de Rotterdam, 1773 (ver también [5]).

 

 

Fig. 24. Absalón colgado de la encina. Hospital.                                  Fig. 25. Escena cortesana. S. Agustín.

3.-En la sacristía de la iglesia de S. Agustín (antigua iglesia del convento de Agustinos, transformado, después de la Desamortización, en el Instituto de Enseñanza Media Columela). Cuando la visitó Simões en 1949, le pareció que “el conjunto de azulejos constituía una colección digna de interés no solo por la cantidad de ejemplares -cerca de 400- sino por su variedad”. Y, a continuación, detalla en su libro hasta siete tipos diferentes de azulejos, todos de dibujo aislado.

En esta extraordinaria colección [de la Sacristía de S. Agustín], los azulejos que atraen más la atención son los de “escenas cortesanas” (ver fig. 25) porque se conocen perfectamente las trepas (sponsen) que se utilizaron para dibujarlos. Éstas están en la colección del Museo “Het Princessehof” , en Leeuwarden, y llevan el monograma de Pytterse Grauda.

Pytterse Grauda había adquirido, junto con su hermano Jan Folckerts Grauda, la fábrica de azulejos mas antigua de Harlingen, en el barrio que se encuentra al sur del Schritsen. Pytterse era conocido, entre 1681 y 1699, como fabricante y exportador de “tegels” y en una fecha comprendida dentro de este intervalo los azulejos [que estaban en la Sacristía de S. Agustín] tomaron el camino de España. ([10 ], pp. 112-113)

En el libro Antieke tegels, Antique tiles, Carreaux anciens [2] encontramos otra referencia a esta colección de azulejos:

Las trepas (sponsen) mas antiguas que se han conservado son las de Pytter Grauda. De 1684 a 1697 fue el único propietario de la fabrica de azulejos “aan de Zoutsloot” en Harlingen y puede  atribuírsele toda una serie de tegels con parejas paseando o sentadas a una mesa [“escenas cortesanas”]. Este tipo de azulejos se vendió, entre otros, a la iglesia de los Agustinos en Cádiz (España), junto con azulejos de navíos y temas pastoriles. Estos últimos están, con gran probabilidad, fabricados también por Grauda. (véase [2], p.29)

Si nuestro académico portugués pudiera volver ahora a visitar Cádiz, descubriría con horror que este interesantísimo conjunto de tegels se ha perdido casi totalmente. Para empezar, en la sacristía ya no queda  un solo azulejo, y de los casi 400 tegels que él vio quedarán escasamente unos cincuenta. Revistiendo una hornacina o incrustados en los muros de una escalera, todos se encuentran en el interior del actual convento de Agustinos, lo cual dificulta mucho la visita.

4.- El último gran conjunto de tegels de Cádiz está -o mejor dicho estuvo- en el Hospital de Mujeres (denominación popular de una fundación piadosa que era en realidad el Hospital de Nuestra Señora del Carmen). Inicialmente, tanto el gran patio del Hospital como los corredores del primer piso tenían un friso de azulejos holandeses, la mayoría de tipo ornamental, decorados con hojas estilizadas pintadas con manganeso, y algunos tegels aislados de la serie caballeros. La decoración primitiva fue desmontada, mucho antes de la visita de Simões, para fabricar un nuevo friso formado por casetones de ladrillos enmarcados por los restos de los antiguos azulejos.

En resumen, aparte de los posibles conjuntos de azulejos que podían encontrarse en capillas e incluso en casas particulares (y que han desaparecido sin dejar rastro) en Cádiz había cuatro instituciones que compraron grandes cantidades de tegels: la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno que, financiada por los Zucar, compró azulejos de color malva entre 1670 y 1679; los Agustinos que compraron tegels, también a fines del XVII entre 1681 y 1699, y muy diferentes a nuestros azulejos de Medina; el Hospital de Mujeres, cuyos azulejos son en su mayor parte decorativos; y nos queda el Hospital de S. Juan de Dios donde la mayoría de los azulejos son del tipo de medallón, azules, con adorno de esquina en cabeza de buey y muy semejantes por temáticas y dibujos a la primera serie de la iglesia de la Victoria.

Si a este parecido formal añadimos las buenas relaciones existentes a fines del XVII entre los conventos de Mínimos y de S. Juan de Dios, “que cambiaron sitios y conventos”,  es posible conjeturar que, a través del Hospital de Cádiz y a comienzos ya del XVIII, se adquirieron los azulejos de la Victoria para decorar la iglesia recién terminada.

En cuanto al lugar de fabricación de los azulejos, Simões señala que es imposible fijarlo, y los da como de origen desconocido.

Pasemos ya a estudiar el segundo conjunto de azulejos de Medina. Los tegels de la calle Olivo constituyen una pequeña colección reunida a mediados del siglo XX por el maestro albañil Manuel Astorga, popularmente conocido por “el Uno”, ya sea porque era alto y delgado o porque en esos años se consideraba el mejor albañil de Medina. Naturalmente estos azulejos provienen de obras realizadas por él o por amigos suyos en las que se desmontaron total o parcialmente algunos conjuntos antiguos: de ahí su variedad. Sin embargo, es imposible fijar con exactitud en qué lugar estuvo colocado antes cada uno de los 15 tegels de la calle Olivo. Únicamente podremos conjeturar algunas procedencias si comparamos formalmente estos ejemplares con conjuntos existentes en Cádiz o su provincia, que hayan sufrido destrozos por obras en los años en que el Uno formó su colección.

En esta situación están dos conjuntos de azulejos:

1. Entre 1949 y 1950, dentro de un programa de modernización del Hospital de San Juan de Dios de Cádiz, se arrancó el antiguo revestimiento cerámico del patio, escalera y corredores, hecho con azulejos holandeses: “Se pudo salvar una cantidad mínima [de azulejos] colocados actualmente en un nicho de la nueva escalera recubierta de mármol o relegados a la sacristía de la pequeña capilla del Sagrario” (como cuenta Simões en [10] p. 102). De esta colección de azulejos pueden provenir todos los ejemplares del tipo de medallón de la calle Olivo.

2. En los años 1950, Simões visitó al comandante Lomas en su casa de la calle Real de San Fernando. Esta casa se construyó a mediados del s. XVIII y posteriormente se remodeló en 1875. Allí encontró Simões una interesante colección de tegels que describe en la obra ya citada, pp. 116-118. A nosotros sólo nos interesa saber que en una sala del primer piso había un rodapié formado por sesenta azulejos, de los cuales veinte “tenían dibujos de escenas campestres pintadas en azul, inscritas en octágonos y esquinas con hojas estilizadas”. Con posterioridad a la visita de Simões desapareció la casa Lomas y toda su colección de tegels. En el catálogo escrito por Akker y Pluis para el Tegelmuseum de Otterlo [1], aparece reseñado en la p. 56 un azulejo “van de Nederlandse tegels in het huis Lomas in San Fernando bij Cádiz (Spanje)”. De la casa Lomas proviene con toda seguridad el azulejo nº 68 de la calle Olivo.

Los azulejos de tema pastoril son muy diferentes de los que actualmente quedan en el convento de los Agustinos de Cádiz. No sabemos por tanto su procedencia: sin embargo, del azulejo nº 64, con la escena de Apolo y Dafne, sabemos que se fabricó en Rotterdam a mediados del s. XVIII como ya hemos dicho más arriba.

 

4. BIBLIOGRAFÍA

[1] Akker, M. van den, Pluis, Jan Bijbelse Voorstellingen op Tegels en Fries Aardewerk, ”, Otterlo, Tegelmuseum “It Noflik Sté”, s.f.

[2] Broeke, Joan ten, Sabben, Arno van and Woudenberg, Richard, Antieke tegels, Antique tiles, Carreaux anciens , Oud-Beijerland, Van As, 2000.

[3] Korf, Dingeman, Dutch Tiles, London, Merlin Press, 1963.

[4] Lemmen, Hans van, Céramiques de Delft, Arcueil, Editions Anthèse, 1997.

[5] Marggraf, Ilse and Joliet, Wilhelm, “Rotterdamer Fayencefliesen in der Kapelle des Hospitals San Juan de Dios in Cadiz, Andalusien”, Keramos, 150 (1995) pp.149-200.

[6] Martínez y Delgado, Francisco, Historia de la Ciudad de Medina Sidonia, Cádiz, Imprenta y Litografía de la Revista Medica, 1875.

[7] Peman, Cesar, “Alicatados holandeses de Cádiz”, Archivo español de Arte, 138 (1962) pp.177 -180.

[8] Pleguezuelo Hernández, Alfonso, Azulejo Sevillano, Sevilla, Padilla Libros, 1989.

[9] Romero de Torres, Enrique, Catalogo Monumental de España –Provincia de Cádiz, Madrid,  Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1934.

[10] Simões, João Miguel  dos Santos,  Carreaux Céramiques Hollandais au Portugal et en Espagne, La Haye, Martinus Nijhoff ,1959.

 

5. APÉNDICE

Recogemos aquí la lista de los azulejos de Medina, que incluye el número que le hemos  asignado, el tipo de adorno de esquina: Lis (L), Buey (B), Mosca (M) o Palma (P), la referencia bíblica cuando la hay, el asunto representado en el azulejo y los números de otras piezas con el mismo dibujo.

Zócalo del presbiterio del lado de la Epístola (dcha.)

25

L

 

Pareja en la puerta de ciudad, patos y perro

37,53

26

L

 

Pastores ovejas, con lanza

10,16,32

27

L

 

Pareja de pastores

1,3

28

B

Gen. 12,16

Pastor con vaca, burro, oveja

 

29

B

In. 4,4 ?

Pareja de pastores hablando, sentados

22

30

L

 

Pareja de pastores, con castillo al fondo

38

31

L

 

Pastor saluda a una reina, ovejas, perro, patos

39,54

32

L

 

Dos pastores caminando, ¿lanza? al hombro

10,16,26,73

33

L

 

Patinadores con niños en trineo

17

34

L

 

Cargando una barca con extraña red

14

35

L

 

Barca atracando, dos personas en el muelle

6,12,40

36

L

 

Familia en carro, con carretero y perro

67

37

L

 

Pareja en la puerta ciudad, patos, perro

25,53

38

L

 

Pastor habla con M. de pie, ovejas, castillo

30

39

L

 

Pastor saluda a una reina, ovejas, perro, patos

31,54

40

L

 

Barca atracando, dos personas en el muelle

6,13,25

41

B

 

Pareja de camino a una torre o castillo

 

42

B

Gen. 22,12

Sacrificio de Isaac

 

43

B

2 Rey. 2,23

Niños que se rien del profeta Eliseo

 

44

B

II Sam. 11, 2-3

David ve a Betsabé en el baño

51

45

B

Gen. 6,14

Gran caserío, con señor a caballo

 

46

B

Mc. 16,1

Las mujeres ante el sepulcro de Jesús vacío

7

47

B

Gen. 4,3

Sacrificio de Caín y Abel

 

48

B

 

Hombre saludando a una pastora

 

49

B

 

Marina: dos barcas y una iglesia al fondo

 

50

B

 

Familia en carro hacia el mar

 

51

B

II Sam. 11, 2-3

David ve a Betsabé  en el baño

44

52

B

In. 4,4 ?

Mujer sacando agua, con un pastor sentado

 

53

L

 

Pareja en la puerta de la ciudad, patos, perro

25,37

54

L

 

Pastor saluda a una reina, ovejas, perro, patos

31,39

55

B

 

Gran castillo, dos H. delante

 

56

B

Gen.3,24

Adán y Eva expulsados del Edén por el ángel

 

 

 

Rincón de la columna del lado de la Epístola (dcha.)

57

L

 

Pareja de pastores con ovejas

 

58

L

 

Pastores con ovejas, con cayado

10,16,26…

59

B

Gen. 24, 18

Rebeca da de beber al emisario de Isaac

 

60

B

 

Pastor saluda a una reina

31,39,54

 

Columna del lado del Evangelio (izqda.)

1

L

 

Pareja de pastores

3,27

2

B

 

Pareja de pastores

 

3

L

 

Pareja de pastores

1,27

4

B

Judit. 10, 23

Judit y Holofernes, con el ejército al fondo

 

5

B

Num. 22,23

Balaam con su burra y el ángel

 

6

L

 

Barca atracando, dos personas en el muelle

12,35,40

7

B

Mc.16,1

Las mujeres en el sepulcro de Jesús vacío

46

8

L

 

Hombre sacando agua de pozo, con cerdos

 

9

B

Lc. 10,33

El buen samaritano

 

10

L

 

Pareja de pastores

16,26,32

11

B

Jue.14,6

Sansón con el león

 

12

L

 

Barca atracando, dos personas en el muelle

6,35,40

 

Columna del lado de la Epístola (dcha.)

13

L

 

Castillo con puente, dos personas al fondo

 

14

L

 

Cargando una barca, con extraña red

34

15

L

 

Mujer en la puerta de casa, con embarcadero

 

16

L

 

Pastores con cayado

10,26,32

17

L

 

Patinadores con niños en trineo

33

18

L

 

Jinete con perro que le ladra

 

19

B

Jue. 14,6

Sansón con el león

 

20

B

 

Pareja de jinetes con cazador al fondo

 

21

B

In. 4,4 ?

Mujer sacando agua con un balancín

 

22

B

In. 4,4 ?

Pareja de pastores hablando, sentados

29

23

B

 

Pareja de pastores

22

24

B

Gen. 14,21

El paso del mar Rojo

61

 

Casa de la calle Olivo

61

B

 

El paso del mar Rojo

24

62

M

 

Pareja de pastores ¿cogiendo fruta?

 

63

B

Gen. 37, 23

José arrojado al pozo por sus hermanos

 

64

M

 

Apolo y Dafne

 

65

B

 Mt. 13,2

Sermón desde la barca

 

66

M

 

Pareja de pastores en tierno idilio

 

67

B

 

Familia en carro, con carretero y perro

36

68

E

 

Señor que saluda a una dama

 

69

B

Act. 9,24

S. Pablo descolgado del muro de Damasco

 

70

M

 

Fraile? hablando con un pastor

 

71

B

 

Pareja de pastores hablando de pie

 

72

M

 

Pareja de pastores corriendo de la mano

 

73

B

 

Dos pastores caminando, cayado al hombro

10,16,26,32

74

M

 

Pastor con cabras, barcos al fondo

 

75

M

 

Pastores hablando, uno de ellos sentado

 

 

*Andrés Beltrán es catedrático jubilado de Ciencias Naturales de Enseñanza Secundaria y Antonio Pérez-Rendón catedrático jubilado de Geometría y Topología de la Universidad de Salamanca.



[1] Savigneau, Josyane, Marguerite Yourcenar, Paris, Gallimard, 1990;  p. 208.

[2] Una familia armenia cuyo verdadero nombre era Chakar – azúcar en armenio - .La colonia armenia de Cádiz estaba formada por varias familias y tenía gran fuerza económica. Véase Hipólito Sancho de Sopranis, “Los armenios de Cádix”, Sefarad, 15 (1954)  p. 295.

 


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