EL SOLAR DEL TEATRO ‘DOCTOR THEBUSSEM’ DE MEDINA
SIDONIA
Salvador
Montañés Caballero
Manuel
Montañés Caballero[1]
El estudio histórico y las
excavaciones arqueológicas realizadas en torno al solar del futuro Teatro
Thebussem de la ciudad de Medina Sidonia, han permitido documentar la evolución
de esta parte de la población, constatándose su ocupación desde época
altoimperial romana, hasta donde se extendía el núcleo urbano de Asido Caesarina; utilizándose en el
siglo IV d.C. como necrópolis de inhumación. El registro conservado da un salto
hasta el siglo XVII, en el que se construye la iglesia del convento de los
Franciscanos; amortizada en el siglo XIX, convertida en teatro tras diversas
transformaciones a mediados de ese siglo, y en el siguiente cine y, finalmente,
almacén municipal.
Al menos hasta ahora, no se
han visto cubiertas las expectativas que auguraban para este lugar las fuentes
de la historiografía tradicional, que situaban en los terrenos en los que se
edificara esta iglesia y en del desaparecido convento una gran edificación
antigua, que identificaban con un templo dedicado a Hércules en tiempos de
fenicios y romanos.
La investigación histórica y
arqueológica se llevó a cabo entre los meses de septiembre a noviembre de 2005,
autorizada y financiada por
Los trabajos contaron con una fase
de recopilación documental y bibliográfica, en la que recogimos toda la
información conocida de la zona, y otra de excavación arqueológica. En estas
páginas vamos a dar cuenta de los resultados obtenidos en cada una de estas
fases, así como de la interpretación que hacemos con los datos obtenidos.
ESTUDIO DE ANTECEDENTES DEL LUGAR:
Como
decíamos, analizamos para ello todo la información recopilada, consistente en
fuentes escritas documentales, bibliográficas, e informes de intervenciones
anteriores en el lugar y sus inmediaciones.
Todo
este material nos aporta datos valiosísimos sobre la potencialidad arqueológica
de la zona que nos ocupa antes de la excavación y para determinar la estrategia
a seguir; así mismo, nos permite interpretar con fiabilidad los vestigios que
se han ido localizando en el proceso de la intervención arqueológica.
Contamos con antecedentes que ponen
de manifiesto, a priori, el alto
potencial arqueológico de esta zona del núcleo urbano, y en concreto de la
parcela que nos ocupa, de los que damos cuenta a continuación:
En primer lugar, acudimos a la
documentación bibliografía en la que se constata la riqueza arqueológica del
Barrio de Santiago, donde se enclava la parcela:
“...Ansimismo en esta cibdad de Medina se veen
hoy grandisimos edificios debaxo de tierra, muchos alcaçares, de murallas de
casa, de argamasa é de grandes piedras de canteria é de muchas piedras de jaspe
é de marmol escritas de romanos, de muchas medallas, ydolos, monedas é otras
diversidades de cosas, ansi en sus arrabales como en todo el canpo que está á
la redonda de la plaça nueva é de Santisidro, Santiago é San
Sebastian...”[2].
Algunas de las columnas que se encuentran en la plaza
de
Los datos más significativos sobre el lugar nos lo
ofrece nuestro historiador local del siglo XVIII Martínez y Delgado[3],
recogiendo en varios pasajes de su obra la tradición de la existencia de un
templo fenicio en el que se veneró a Melkart, con continuidad en época romana
dedicado a Hércules:
“En
efecto, poblaron lo hallaron los Fenicios. Estos, luego que se establecieron en
“La religión debia entrar en estas ideas
de ambicion, y la hicieron tomar parte en sus máximas. Un magnífico templo
dedicado á Hércules fue el más poderoso medio de abatirlos -a los naturales de estas tierras- y de enriquecerse…
No es fábrica imaginaria la de este templo
de Sidonia. Autores bien recibidos –en la nota 3 cita a Mariana, Historia de España, Lib.
I, C. 18, p. 36; P. Estrada, m. s. por Xerez, f. 37, n.
Es
muy verosímil que la gratitud á su Dios tutelar, las ideas lucrativas que hemos
insinuado, el ejemplo que daban los Fenicios de Cádiz en la construccion de su
templo, fuesen otros tantos motivos que estimulasen á los de Sidonia á imitar á
sus compañeros y paisanos á la formación del suyo, y aun á adoptar su planta y
copiar su elegante forma; pues querian igualarle en los efectos (p. 13)… El Templo quedó casi
del todo arruinado. La ciudad
perdió su hermosura, su fortaleza, su
ser… Los Turdetanos, en fin, toman posesion de la ciudad incendiada…” (p. 14).
Esta desgraciada ruina de Sidonia aconteció á los fines de la dominación
Fenicia en Andalucía. En
sus últimos apuros imploraron los fenicios andaluces el auxilio de sus hermanos
los Cartagineses…(p.
15).
No
era ménos poderoso el resorte de
Los
Romanos hallaron á su entrada y conservaron en su tiempo el templo de Hércules
edificado en esta Ciudad por los Fenicios y continuado por los Cartagineses. De
otra (p. 44) manera no llamáran á Medina Sidonia los
autores aun en tiempo de los Romanos Ciudad de templo, de refugio y de
salvamento. Con este nombre conservaron igualmente los Romanos este precioso
monumento de la antigüedad fenicia. No tuvieron que hacer en él cosa que
reparar sus quiebras. Así continuó hasta su total ruina. De ella son vestigios, no solamente los
monumentos subterráneos ya expresados, sino también las enormes columnas que se
hallaron posteriormente abriendo cimientos para la capilla de los terceros del
ya citado Convento de San Francisco. Sabemos por noticias de los mismos que se
hallaron en esta obra, haberse descubierto tremendas columnas de mármol y de
jaspe, y que no pudiendo sacarlas por su peso y por las grandes excavaciones
necesarias é impracticables por las crecidas expensas y cortos recursos, las
dejaron sepultadas por cimientos: extrajeron siete de las más pequeñas, que
están colocadas en la plaza de
El
mismo autor menciona en su obra otros hallazgos romanos en las inmediaciones y
dentro de la cerca del convento franciscano, como cabeza de mármol y anillos.
Aunque la pieza más singular es el sarcófago con la inscripción CLODIA LUCERA, del que aporta los
siguientes datos:
“…esta
arca, urna ó sepulcro, servia de lavatorio con todos sus servicios
correspondientes en la sacristía del Convento de Religiosos Franciscos
Descalzos de esta Ciudad, donde lo ví con prolijidad, y permaneció hasta que
dichos Padres, conociendo lo mucho que se habia aficionado á ella el Sr. D.
Guillermo Tyrri, marqués de la Cañada, docto y curioso anticuario, se vieron
precisados á cedérsela en el año de 1763, é hizo conducir la parte principal á
su precioso gabinete de la ciudad del Puerto de Santa María, donde lo conserva
con especial estimación… Hé aquí la descripción de esta piedra, purgada de las
equivocaciones con que la han publicado los citados autores –nota I: Rodrigo Caro. Antigüed. de
Sevilla, lib. III, cap. 24; P. Concepción. Cádiz Ilustrada, lib. VII, cap. VI,
pág. 9-.
Esta
lápida es un sarcófago ó caja sepulcral pesadísima: (p. 35) en su frente principal tiene grabados de bajo relieve los retratos y
figuras. A los lados angostos se ven esculpidas unas naves. La tabla delantera
que forma el frente principal y donde se hallan los grabados, se cortó y separó
del resto del sepulcro, y fue conducida al mencionado gabinete del Sr. Tyrri,
quien por su gran peso lo hizo embutir en la pared. El resto quedó en Medina y
se halla en el Convento de los referidos Padres Descalzos, sirviendo de base á
una pequeña pared del jardin de la sacristía. La materia del mencionado
sepulcro no es de alabastro, como han asegurado los historiadores, sino de
mármol blanco con algun viso de cenizoso, muy semejante á varias columnas de
esta ciudad,… El largo de dicho sepulcro es de dos varas y cuarta castellanas,
el alto es algo menos de una vara. Las figuras son ninfas, sátiros, niños con
alas y muchas barcas con sus remeros… –según nos dice Enrile en nota I, se
encontraba en los años setenta del siglo XIX aún en el Puerto de Santa María-
(p. 36).
...De
esta lápida hace mención el Conde de Cailus, sapientísimo anticuario, en el
tomo 7º de sus antigüedades, y de la misma llevó dibujo el Sr. Jorge Pitt,
caballero inglés, en el año 1760, que estuvo en esta ciudad registrando sus
antigüedades” (p. 37).
De
la existencia de este sarcófago se ocupa también el profesor José Beltrán
Fortes[4];
además de recoger el dibujo del siglo XVIII de uno de los frontales mayores, de
esta pieza dice:
“4.
Caja de sarcófago de Asido (Medinasidonia, Cádiz), de material (mármol) y
dimensiones exactos desconocidos (aproximadamente de
Dibujo del siglo XVIII del frontal del sarcófago.
Finalmente, y también en
relación con este mismo sarcófago, se ha publicado un interesantísimo artículo
de la directora del Museo de Jerez de
“El motivo de este artículo es dar a conocer
un conjunto de siete fragmentos correspondientes a un frente de sarcófago
romano en mármol, con ornamentación figurada en relieve que representa una
alegoría del mundo marino. Dichas piezas se encontraban decorando de manera
aislada, sin ningún tipo de relación entre sí, distintos espacios de los
jardines que rodean el palacio de La Atalaya de nuestra ciudad (Museo de
los Relojes de Jerez de la Frontera)…
El material en el que está realizado es
mármol blanco con abundantes vetas de color grisáceo, no pudiendo indicar a la
espera de análisis especializados, sobre todo petrográficos, su exacta
procedencia, aunque bien pudiera ser de origen extrapeninsular como
argumentaremos más adelante…
Un primer acercamiento a la fecha de
realización y utilización de este sarcófago pétreo –al menos posterior a la segunda mitad
del siglo II d.C.-, nos viene dada por el hecho de tratarse de una inhumación…
…El
carácter claramente pagano de la escena de nuestro sarcófago (un
thiasos marino) permite por tanto ajustar su encuadre dentro del siglo III d.C…
Dicha pieza –que en la actualidad consta
como desaparecida- posee una rica documentación historiográfica que fue
recogida y analizada por A. Recio Verganzones (nota 5: “El sarcófago romano
de Medina Sidonia”. Boletín del Instituto
de Estudios Gienenses, 20. 1974. p. 79 y ss. IDEM: “Sarcófago romano de
Medina Sidonia”. XIII Congreso Nacional
de Arqueología. Zaragoza, 1975, p. 875-883.) en
Al año siguiente de pasar a formar parte del
gabinete de antigüedades, el propio marqués confecciona un catálogo completo de
su colección. Así mismo encarga el dibujo de las piezas más notables para
enviarlas, junto con el documento por él elaborado, al arqueólogo francés conde
de Caylus, quien sólo estudia y publica una pequeña selección de las mismas
entre las que no se encuentra el diseño del sarcófago asidonense. Precisamente
una copia manuscrita de este catálogo, así como tres pliegos de dibujos, uno de
ellos correspondiente al sarcófago, es el que se conserva en la Biblioteca
Colombina de Sevilla y ha permitido el redescubrimiento y estudio de dicha
pieza de la que únicamente se tenían noticias confusas.
Tras la muerte de D. Guillermo Tyrry en 1779,
su viuda, para liquidar el censo impuesto sobre su casa, vendió gran parte de
la colección y la biblioteca familiar…
No obstante, el sarcófago no fue vendido,
quizá por hallarse –según indica F. Martínez Delgado- embutido en una pared
debido a su gran peso. De hecho Antonio Ponz añade (en Viaje
de España, 1794): <<...Era
mucho lo que allí había de libros raros y estimables, hasta siete mil
volúmenes, y lo mismo de pinturas, estampas, medallas, dibujos y otros
monumentos de la antigüedad. Entre estos todavía se conservan algunos en la
casa, y entre ellos es de mucho aprecio, aunque no por lo tocante a la
excelencia del arte, un sepulcro antiguo de mármol que se encontró en Medina
Sidonia>>.
Parece que en la casa del marqués ya
fallecido permaneció el sarcófago hasta bien entrada la segunda mitad del siglo
XIX…
A partir de este momento no se vuelve a tener
noticias sobre el paradero de esta pieza, que ya en 1908-1909 Enrique Romero de
Torres da como desaparecida…
…Respecto
a la cronología, A. Recio lo sitúa entre finales del siglo II d.C. y primera
mitad del siglo III d.C., en tanto que J. Beltrán establece una fecha más
estricta –en el primer cuarto del siglo III d.C.-, en función del estudio
iconográfico que realiza de los dos retratos y de los modelos de peinado.
Ambos autores comparten la opinión de que se
trata de una obra de taller romano… En consecuencia (Beltrán) lo considera una importación de taller romano de calidad media. Como la
mayoría de los sarcófagos béticos de esta fecha procede de un núcleo urbano, la
antigua Asido, no muy alejado de la costa (el transporte de estas piezas se ha
puesto en relación con el comercio de aceite bético en el viaje de retorno de
los barcos desde Roma) y estaría destinado a una familia aristocrática de nivel
económico elevado.
Para finalizar hemos de felicitarnos por la
recuperación e ingreso en el Museo, aunque por desgracia en un estado muy
incompleto, de una pieza de sarcófago que se consideraba perdida desde hace un
siglo y de la que tan sólo existe, que sepamos, otro ejemplar con la misma
temática en la Península, recogido en el corpus de A. García y Bellido que al
parecer se conserva en la iglesia parroquial de Ager (Lérida)”.
Ubicación de los
fragmentos del Museo de Jerez en el conjunto del frente del sarcófago (según
Rosalía González).
Marcos
Ramos[6],
además de recoger e interpretar lo ya expuesto por Martínez, nos aporta un dato
más sobre el lugar y su entorno:
“Romanos también los mosaicos que quedaron
bajo los cimientos del grupo escolar Alvaro Domecq, junto a la misma cerca, en
Tenemos
en cuenta, igualmente, los informes de excavaciones que realizamos nosotros
mismos en el entorno con anterioridad:
De
1995 es la “Investigación y excavación arqueológica de emergencia en cisterna
romana de
Y
en el año 2001 la “Actuación
arqueológica de urgencia en solar de C/ San Isidro nº 3 de Medina Sidonia
(Cádiz)”. Sondeo en el que se localizan estructuras constructivas romanas
(pavimento de opus signinum y
sillares sueltos), que quedan bajo la cimentación de la nueva vivienda que se
edifica en este solar.
A través de documentación
archivística y otras fuentes, conocemos también de la evolución de la iglesia
del convento desde poco antes de la exclaustración de los religiosos hasta
nuestros días: en 1811 el templo fue casi desmantelado y los materiales de sus
muros reutilizados para reforzar/reconstruir las murallas ruinosas del
castillo, por orden del comandante de las tropas de ocupación napoleónicas. La
prueba documental la hemos encontrado en el Archivo Municipal de Medina Sidonia,
Legajo 932, donde se conservan diversos vales de pago a trabajadores que
estuvieron desmontando la iglesia de San Francisco, para reutilizar los
materiales en el castillo. Existe constancia de trabajos en dichas labores, al
menos, entre los días 5 al 19 de abril de 1811. Como ejemplo de tales
documentos, valgan los siguientes:
§ “Sr. Corregidor los trabajadores que an
trabajado en el conbento de San Fco. á disposición del Sor
Comandante del fuerte del castillo oy día 5 de Abril de 1811 son los
siguientes…” (referido al derribo de muros del templo).
§ “Cuenta del gasto diario causado en la comida de los
Sres. oficiales de la fortaleza del Castillo de esta ciudad y otros
distintos desde el diez y seis de marzo, hasta esta fecha” (entre los gastos distintos se recoge el
transporte de maderas desde San Francisco al Castillo –fecha del documento: 19
de abril de 1811; tal vez, las madera transportada podrían ser vigas de la
cubierta del templo).
La
primera desamortización realizada bajo el reinado de Isabel II, exclaustró a
los frailes, quedando abandonado el templo y convirtiéndose las dependencias
del convento en cárcel y cuartel de la recién creada Guardia Civil en el año
1848.
En
el año 1851 la iglesia se encontraba en desuso, creándose una sociedad que
solicitó al Ayuntamiento su cesión para construir un teatro. En el expediente
instruido al efecto, localizado en el Archivo Municipal de Medina Sidonia,
Legajo 844, hallamos también referencias a la actuación de las tropas
napoleónicas y el estado en el que se encontraba a mediados del siglo XIX (los
subrayados son nuestros):
§ “Expediente instruido á instancia de D. José Nuñez
Mendoza por sí y a nombre de otros asociados para la adquisición de un pedazo
de terreno con objeto de construir un teatro. Año de 1851
D.
José Núñez Mendoza propietario y vecino de esta Ciudad por sí y á nombre de
otros varios asociados para el objeto que se espresará á V.S. con el debido
respeto hace presente: que ecsigiendo la cultura é ilustración de esta Ciudad
el establecimiento de un Teatro destinado á la declamación, un numero
considerable de propietarios amantes de los adelantos de esta población se hán
constituido en compañía para construir un Coliseo proporcionado y digno de estos
habitantes. Para ejecutar este proyecto no se encuentra sitio mas adecuado
que el que ecsiste abandonado y completamente inutil contiguo al edificio de la
nueva Carcel y cuartel de la Guardia Civil… biendose hoy por lo mismo
convertido en un muladar perjudicial a la salud y al ornato publico…
Medina
Sidonia Mayo 27 de 1851
Informe:
Junio primero de mil ochocientos
cincuenta y uno”.
En
el año 1909 constata el Doctor Thebussem (Mariano Pardo de Figueroa) en su obra
Notas bibliográficas de Medina Sidonia,
p. 56, que el teatro estaba “abandonado y ruinoso”.
Sin
tener datos sobre la fecha de su reconstrucción y nueva apertura, en los años
treinta vuelve a estar en uso.
Hasta
los años ochenta del siglo XX se utilizó como cine.
A
finales de esta década se realizaron reformas para su utilización como almacén
municipal (con remociones del terreno en la zona del patio de butacas), uso que
ha mantenido hasta la actualidad.
TRABAJO
DE CAMPO:
CONTROL
DEL DERRIBO DE
En
previsión de que algunas construcciones que se iban a derruir se encontrasen cimentadas
sobre estructuras antiguas o que se hubiesen reutilizado elementos
arqueológicos constructivos o de otra naturaleza (como parece reflejar los
antecedentes), establecemos un control sobre dicho derribo.
Éste
afecta a las fachadas Norte, Este y Sur, nivelándose todo el espacio, a grandes
rasgos a la misma cota que la plaza situada en su frente Este. Realizamos el
seguimiento de desmonte de dichos muros y evacuación al vertedero, no
advirtiendo la presencia de materiales significativos, a excepción de algunas
piezas pétreas de mediano tamaño con talla más o menos elaborada (sillares reutiIizados).
Ponemos especial atención cuando los trabajos alcanzan los laterales del altar
mayor; en uno u otro lado de éste debía situarse la sacristía de la iglesia, en
cuya pared quedó empotrada la parte del sarcófago romano que no se llevó a su
casa del Puerto de Santa María el marqués de La Cañada, sin que se localicen
restos de dicho sarcófago (es posible que se desmontasen dichos restos en los
trabajos de derribo ordenado por el comandante francés en 1811, o bien en las
obras de construcción del teatro en 1851).
Se
mantiene, según el proyecto arquitectónico por ejecutar, lo que fuera cabecera
o altar mayor de la iglesia, situada al Oeste, que se va a integrar en la nueva
edificación. Para evitar su posible desplome, dadas las grietas que presentaba
el muro, la dirección facultativa ordena su apuntalamiento, hasta que pueda
consolidarse y unirse al resto de la construcción del teatro.
Fachada del cine, antes del derribo.
Cabecera de la
iglesia conservada
PRIMEROS
TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS: PROSPECCIÓN CON SONDEOS ESTRATIGRÁFICOS:
Para conocer realmente con
anterioridad a la excavación el potencial arqueológico de este espacio, lo que
nos facilitaría y agilizaría en gran medida dicha excavación en extensión, al
alcanzar un rápido conocimiento de la configuración del subsuelo, realizamos al
inicio de la intervención tres sondeos estratigráficos situados en lugares
estratégicos, con cuyos resultados planteamos la estrategia de la excavación en
extensión.
Las medidas de estas catas fueron de
2x2 metros, si bien, como detallaremos en su momento, decidimos ampliar la
superficie de sondeo en los marcados con los números 1 y 3, condicionados por la
imposibilidad de iniciar la excavación en extensión en el primer caso, y por
las características de los hallazgos en ambos.
Exponemos a continuación los
resultados de cada uno de estos sondeos:
Sondeo 1:
Se traza en el testero Sur de la
edificación derruida, aprovechando para dos de los lados el ángulo formado por
sendos restos de muros, que presentan un alzado superior al metro, por la
diferencia de cota entre una pequeña plaza lateral al antiguo cine y el nivel
al que los trabajos de derribo han dejado el interior de éste: -0,41 metros.
Bajo un primer estrato de escombros
y tierra de una potencia aproximada de 0,70 metros, se localiza un pavimento de
losas de barro dispuestas en ‘espiga’. Ante la imposibilidad de iniciar la
excavación en extensión de toda la superficie del antiguo cine, porque se está
realizando el apuntalamiento del testero Oeste que se va a integrar a la nueva
construcción, se opta por ampliar el sondeo en dirección Oeste y Norte,
quedando el cuadro delimitado por las paredes de uno de los habitáculos
laterales del cine.
En la excavación de este espacio se
localizan varios enterramientos infantiles en la vertical de los muros Sur,
Este y Oeste, a cotas entre los
La excavación de este sondeo
ampliado, permite dejar al descubierto parcialmente un espacio que en origen
formó parte de las dependencias de la iglesia, posiblemente la sacristía o una
capilla lateral. Aunque muy deteriorado el pavimento, se aprecia su disposición
a dos niveles y la conservación de algunos elementos como restos de un cancel
de hierro y piezas de azulejería formando una banda decorativa por todo el
perímetro bajo del muro.
Inhumación infantil. Siglo XIX.
Alizar y azulejos.
Decoración de la iglesia. Siglo XVII.
Sondeo 2:
Se
localiza éste en el ángulo Sureste de lo que fue ante-sala del patio de butacas
del cine. Se mantienen las medidas de 2x2 metros previstas en el proyecto de la
intervención arqueológica, situándose la superficie inicial de excavación a
Bajo
una capa de tierra oscura con presencia de algunos fragmentos cerámicos
contemporáneos, se excava un estrato de escasa potencia de tierra clara compacta,
donde se recogen escasos fragmentos de cerámicas comunes de cronología romana,
y bajo esta capa diversas losas de piedra arenisca dispuestas horizontalmente.
Dichas losas se corresponden con un grupo de cuatro enterramientos de
inhumación en cistas. Se levanta la tapa de una de ellas para corroborarlo,
hallándose restos óseos infantiles, alcanzándose el terreno geológico a -2,35
metros.
Al
tratarse de un sondeo limitado, que no ha dejado al descubierto del todo las
estructuras funerarias, decidimos abordar su excavación cuando en el proceso
general de la intervención en extensión se llegue a esta zona y unidad
estratigráfica, y proceder a la excavación del interior de cada una de ellas.
Sondeo 3:
Con
el objeto de conocer la cimentación del paramento Oeste que se va a conservar
para su integración en la nueva edificación (que se corresponde con la cabecera
de la anterior iglesia franciscana, en la que se localizaba el altar mayor,
compuesto por un gran ábside con bóveda de medio punto embutido en una
estructura cuadrangular saliente), a la vez que obtener datos sobre el
potencial arqueológico del perímetro externo inmediato al área de actuación, se
plantea un cuadro de 2x2 metros en el trasdós del ábside, en concreto en su
vértice Suroeste (nos encontramos limitados por los trabajos de apuntalamiento
que se estaban efectuando en este paramento).
Iniciada
la excavación en la cota
La excavación de este sondeo ha deparado los siguientes
niveles:
1. Solera de hormigón.
2. Tierra amarilla, preparación nivel 1.
3. Tierra parda con restos de carbón y
algunos fragmentos cerámicos contemporáneos.
4. Pequeña capa de tierra blanco/amarillenta
poco compacta. Vertido de cal que sella las inhumaciones del nivel 5.
5. Igual a nivel 3, pero con más fragmentos
cerámicos contemporáneos, restos óseos humanos.
6. Igual a nivel 4. Sella inhumaciones del
nivel 8.
7. Capa de tierra con abundantes piedras
sueltas de mediano y pequeño tamaño.
8. Nivel de inhumaciones, con localización de
diversos enterramientos en fosa común, tanto infantiles como de adultos. Uno de
estos últimos presentaba un proyectil cilíndrico de plomo en el espacio
intercostal, lo que unido al hallazgo de botones metálicos pertenecientes
probablemente a uniformes militares (uno de ellos claramente perteneciente a un
uniforme del ejército napoleónico), hace plantear que dicha fosa sea producto
de un hecho de guerra, si bien las inhumaciones de niños de escasos meses no parecen
concordar con esta posibilidad. Por tanto, podemos fecharlos entre los años
El muro descubierto en el perfil Norte
se prolonga hasta la base del sondeo, apoyando sobre muro de fábrica
sensiblemente diferente asociado a otro transversal que discurre por el perfil
Oeste, que cimentan a su vez sobre el terreno geológico, que se alcanza a los
Botones y cruz
asociados a los enterramientos
Olla de cuatro
asas. Siglo XIX
Fosa
común con varios enterramientos. Siglo XIX
EXCAVACIÓN
SISTEMÁTICA EN EXTENSIÓN:
Partimos
de toda la información obtenida en la fase de estudio de antecedentes, y
principalmente de los resultados de los sondeos estratigráficos previos.
La
excavación en extensión sigue la misma metodología descrita para los sondeos,
aplicándose de manera unitaria a toda la superficie de la parcela: se realiza
por niveles o unidades estratigráficas, registrándose los distintos depósitos
de materiales, estructuras y fases de uso y abandono de los distintos momentos.
La eliminación de la capa
superficial de escombros producida por el derribo de las paredes Norte, Sur y
Este de la edificación preexistente, nos permiten identificar en toda su longitud
una serie de restos de muros y cimentaciones. Con el conocimiento que del lugar
nos han aportado las fuentes documentales y los sondeos previos realizados, así
como con un primer estudio de las fábricas de estas estructuras, establecemos
la cronología de dichos muros, existiendo, a grandes rasgos, dos momentos
constructivos claramente diferenciados una vez analizados los restos
conservados (a excepción de diversas reformas y añadidos del siglo XX,
desmantelados casi totalmente con el derribo):
Ø Siglo XVII:
planta de la iglesia construida entre 1625 y 1651, que formó parte del convento
de San Francisco de Asís. Se compone de una nave y dos habitaciones anexas
comunicadas en el lado Sur.
Ø Siglo XIX:
ampliación efectuada en 1851 para convertir el templo franciscano en teatro.
Consistió en la eliminación del muro Sur para ensanchar por este lado lo que
sería patio de butacas; estructuras de soporte del escenario frente al altar
mayor de la iglesia y construcción de muro transversal cercano a los pies de la
antigua iglesia para crear una antesala entre la entrada principal y la zona de
espectáculo.
Vestigios de los soportes del escenario del teatro del siglo XIX.
Aclarados estos aspectos, para
abordar la excavación en extensión de manera coherente y por fases sucesivas,
dividimos el espacio objeto de esta intervención en tres sectores, subdivididos
a su vez en diferentes zonas, que aportaron los resultados siguientes:
Sector 1, Zona
1: nave de la iglesia del siglo XVII:
Comprende el ábside y buena parte de
la nave de la iglesia, cortada por el Este por un muro del teatro del siglo
XIX. En la zona del ábside y espacio inmediato no se interviene por hallarse
apuntalado; bajo éste sí se descubre el acceso a la posible cripta subterránea
del templo, que se halla colmatada.
Por delante de esta cabecera se
localizan diversas estructuras circulares y muros de fábricas poco cuidadas,
que interpretamos como restos del soporte del escenario del teatro.
Restos de pilastras adosadas a los
muros conservados de la iglesia, pueden estar indicando la existencia de dos
arcos como sustentos de la cubierta (de vigas, ladrillos de barro y tejas).
La estratigrafía pone de manifiesto
que la superficie del teatro se elevó algo menos de un metro con respecto a la
solería de la iglesia, de la que tan sólo se encuentran vestigios puntuales en
esta zona, colmatándose este espacio con tierra y escombros, no aportando la
excavación de este espacio restos materiales significativos, a excepción de un
sillar marmóreo con espacio tallado rehundido para insertar cartela (frecuente
en los enterramientos romanos), descontextualizado, en el ángulo Sureste de
esta zona.
Indicar también el hallazgo de algunos
restos óseos humanos sueltos.
Se identifican remociones del
terreno realizadas en época contemporánea cercana (conversión del cine en
almacén municipal, años noventa del siglo XX).
Espacio diáfano
de la nave de la iglesia; al fondo la entrada clausurada por la construcción
del teatro en el siglo XIX.
Área de entrada
de la iglesia. Siglo XVII.
Sector 1, Zona 2: área de entrada de la
iglesia del siglo XVII:
La
secuencia estratigráfica es similar a la descrita anteriormente. La solería del
templo ha desaparecido casi en su totalidad.
Hallazgo
de dos inhumaciones en fosa simple de adultos en el lateral Este, uno con la
disposición anatómica completa y otro parcial; restos óseos infantiles en el
ángulo Noroeste, contándose restos óseos de hasta siete individuos neonatos o
de corta edad. Se les atribuye una cronología comprendida en la primera mitad
del siglo XIX.
Un
hallazgo significativo es el de la entrada del templo franciscano, situada a
Sector 2, Zona 1: probable espacio utilizado
como sacristía:
Con
una colmatación igualmente de escombros y tierra poco compacta de +1
metro de potencia, forma una habitación rectangular cortada por el alzado de un
muro transversal (fachada lateral del teatro). Conserva toda la solería de
ladrillos toscos dispuestos en espiga, con huella de haber contado con un fino
tabique divisorio.
Se
localizan enterramientos infantiles en la vertical de las paredes Oeste, Sur y
Este.
Sector 2, Zona 2: probable
espacio utilizado como sacristía y/o capilla lateral:
Es donde se realizó el Sondeo 1. Cuenta con una puerta que
comunica este espacio con la habitación de
Ya se ha comentado el hallazgo de diversas inhumaciones
infantiles individuales en la vertical de los muros Oeste, Sur y Este.
Sector 3, Zona 1: espacio
urbano (exterior del teatro):
Se trata de espacio urbano anexo a la fachada lateral Sur
del teatro.
Presenta una gruesa capa o nivel de tierra oscura con
algunos vestigios cerámicos contemporáneos, discurriendo a media altura, de
Este a Oeste, una tubería de drenaje formada por tubos de cemento.
Por debajo se excavan diversas unidades estratigráficas y
estructuras de cronología romana, con materiales asociados que aportan una
amplia cronología (Alto y Bajo Imperio). Podemos identificar dos pequeñas
superficies de pavimento de opus signinum,
una canalización de agua con paredes de mampostería y canal de tégulas,
diversos muros a nivel de cimentación y dos enterramientos en cista, uno
infantil y otro de adulto (además de vestigios de otra en un estado de
conservación bastante precario, y una más que se aprecia en el perfil Sur,
aprovechando el hueco de la canalización). La ampliación de la zona de
excavación hacia el Sur nos permite excavar la inhumación situada dentro de la
canalización, correspondiente a un adulto; así como tres enterramientos más,
también romanos, con diferente grado de conservación motivado por remociones
contemporáneas.
Las
inhumaciones hemos podido datarlas en el siglo IV d.C. (por una moneda
encontrada en el interior de la tumba del adulto situada junto a la infantil),
mientras que las restantes estructuras enumeradas pertenecerían a lugares de
habitación de momentos anteriores en los que estos espacios formaron parte del
núcleo urbano de la ciudad romana; destacar la presencia de gran cantidad de
fragmentos de estucos con pintura mural no figurativa, rescatados en el nivel
de colmatación romano, especialmente en la mitad Este de esta zona.
Fragmentos de pintura mural romana.
Pesas
de telar romanas.
Sector 3, Zona
2: ampliación del teatro:
En ésta detectamos, aunque muy
desdibujado por remociones moderno-contemporáneas y la cimentación de muros del
teatro, la continuación de la canalización romana, orientada en dirección
Noroeste-Sureste.
Sector
3, Zona 3: ampliación del teatro (antesala de entrada):
En buena parte coincide con el
Sondeo 2, la excavación de esta zona acotada por muro de la iglesia al Norte y
de la ampliación del teatro al Sur, Este y Oeste, ha dado como resultado el
hallazgo de un grupo de cuatro enterramientos en cista romanos, que también
situamos en el siglo IV, cuando ya esta parte del núcleo urbano de Asido Caesarina ha sido abandonada como
zona de hábitat, pasando a ser utilizada como necrópolis.
Tumba infantil romana, del siglo IV, antes de su apertura.
Otro de los enterramientos romanos. Siglo
IV.
Los que identificamos con los
números 1, 2 y 3 son infantiles con orientación Este-Oeste, parcialmente
destruidos en el extremo Este por la cimentación de la fachada del teatro. El
número 4 se halla completo, sólo alterado mínimamente por la cimentación de un
pilar de hormigón correspondiente a reformas realizadas en el cine, tratándose
de un enterramiento de adulto (probablemente joven).
En los tres primeros casos apenas se
conserva algún resto óseo, mientras en el cuarto se aprecia toda la disposición
anatómica, dispuesto ligeramente inclinado hacia la derecha, los brazos
extendidos y ambas manos entre las piernas, si bien con un grado de
descalcificación importante.
En ningún caso se entierran con ajuar,
lo que estaría indicando el cambio de ritual, provocado posiblemente por la
introducción del cristianismo en estas tierras.
CONCLUSIONES:
La intervención arqueológica
desarrollada en el solar del futuro Teatro Dr. Thebussem, cuyos resultados
hemos expuesto anteriormente, unido a la investigación previa de documentación
archivística, bibliográfica y gráfica que también hemos plasmado en estas
páginas, nos permiten establecer, en mayor o menor medida y según las épocas,
la ocupación histórica del lugar desde el período romano hasta nuestros días.
Expondremos a continuación esta evolución, teniendo como base los hallazgos
arqueológicos y su interpretación, matizando esta información con los datos
aportados por las fuentes escritas que hemos podido recopilar:
A/ Época Alto Imperial Romana: los vestigios
se localizan en el Sector 3, limitándose a restos de estructuras constructivas
en muy mal estado de conservación (dos superficies de un pavimento de opus signinum en
Todos estos elementos estarían
indicando que estos terrenos estaban dentro del entramado urbano de la ciudad
romana Asido Caesarina entre finales
de
No
obstante, los escasos vestigios constructivos localizados en esta intervención,
las grandes columnas de
B/ Época Bajo Imperial Romana: En esta etapa
de la Antigüedad Tardía enmarcamos los enterramientos en cistas localizados en
la Zona 1 y 3 del Sector 3, a los que habría que unir el sarcófago con
decoración de thiasos marino que se
fecha al inicio del siglo III, y que permaneció en la sacristía de la iglesia
franciscana hasta el siglo XVIII. Desde mediados del siglo III d.C., aproximadamente,
el perímetro urbano romano se estaría reduciendo, restringiéndose
progresivamente a la zona más elevada del Cerro; y los terrenos que nos ocupan,
por encontrarse en el borde de dicho perímetro, pudieron haber sido unos de los
primeros en ver amortizadas sus edificaciones, pasando a ser utilizados como
necrópolis.
La ausencia de ajuar en las tumbas,
a excepción de una pequeña moneda fechable en el siglo IV d.C. en la marcada
con el número 5 (reminiscencia del tributo que los muertos debían pagar al
barquero Caronte, para cruzar el río Leteo), nos estaría indicando un cambio en
el ritual funerario motivado por la introducción del cristianismo en
C/ Siglo XVI: Como recoge Barrantes, el
lugar es un campo donde se ven aflorar ruinas antiguas, tan sólo se erige una
pequeña ermita con la advocación de San Isidro y la Vera Cruz, de la que no
hemos detectado ningún vestigio.
D/ Siglo XVII-1811: En 1620 se asienta una
comunidad de Franciscanos Descalzos, que labran convento y, entre 1625 y 1651,
construyen una iglesia en parte del solar que ocupara la ermita de San Isidro.
Para la construcción del templo, según hemos podido comprobar en nuestra
intervención arqueológica, realizan el rebaje del suelo hasta alcanzar el
terreno geológico, partiendo de ahí las cimentaciones y niveles de suelos, por
lo que cualquier vestigio anterior es desmantelado. De hecho, las estructuras
constructivas y tumbas romanas localizadas se encuentran fuera del recinto de
lo que fue iglesia, y a una cota sensiblemente superior a la del pavimento de
aquella.
E/ 1811-1851: La ocupación de Medina
Sidonia por las tropas napoleónicas desde
F/ 1851-1909: A mediados del siglo XIX, por
iniciativa de una sociedad y tras ceder los terrenos el Ayuntamiento, se
construye un teatro aprovechando las partes de la iglesia que aún se mantenían
en pie. Para dar más capacidad al edificio de espectáculos se amplía lo que
fuera nave del templo en dirección Sur, alterando niveles romanos que no lo
habían sido en el siglo XVII. El pavimento del nuevo edificio se alza cerca de
un metro con respecto al de la iglesia, dejando por ello soterrada la entrada
de ésta, y conservándose bajo los escombros los enterramientos, especialmente
infantiles, de la primera mitad del XIX.
G/ 1909: Para este año, nos informa
el Doctor Thebussem que el teatro se encuentra cerrado y en ruinas.
H/…-2005: Tenemos constancia de que en
los años treinta, al menos, estaba el teatro en uso. En los años setenta del
siglo XX se realizó una profunda reforma del interior del mismo, eliminándose
los palcos y gallinero y convirtiéndolo en una sala de proyecciones, con
localidades sólo en el patio de butacas. Con este uso permanece hasta los años ochenta
del mismo siglo, en que se convierte, sin modificaciones sustanciales, en
almacén municipal, hasta que es derruido en septiembre de 2005 (a excepción de
lo que fuera cabecera de la iglesia).
Finalizados los trabajos de
excavación, se decide por las autoridades competentes no conservar ningún resto
estructural exhumado in situ,
iniciándose la construcción del nuevo teatro. No obstante, se realiza el
control de desmonte de las estructuras constructivas de la iglesia y cine
existentes y la excavación de las cimentaciones de la nueva edificación, sin
que se localicen más vestigios.
Todavía resta por excavar la cripta
de la antigua iglesia franciscana, actuación que no se puede acometer hasta que,
prácticamente, no se concluya la nueva obra y con ello no quede perfectamente
consolidado el testero de cabecera del templo, bajo el cual se encuentra este
espacio.
Acceso a la cripta de la iglesia.
[1] Arqueólogos, directores de la intervención
arqueológica.
[2] Pedro Barrantes Maldonado (1541): “Ilustraciones
de
[3] Francisco Martínez y Delgado (1875): Historia de la ciudad de Medina
Sidonia, Cádiz.
[4] En su estudio titulado “El uso del sarcófago en
[5] “Recuperación de diversos fragmentos del desaparecido
sarcófago romano de la colección del Marqués de
[6] Marcos Ramos Romero (1981):
Medina Sidonia. Arte, Historia y Urbanismo. Cádiz, p. 350.
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