ALFARERO CIEGO DE LA MADRUGADA

 

                                                           a  L. C. G.

 

 

Apenas tu cintura breve

ha bailado fugazmente en mis manos,

apenas he sentido

el tallo sucinto de tu cuerpo.

Mis manos no te han inventado todavía

y ya huelo muy cerca tu vientre

de violenta primavera,

con la flor del ombligo abierta,

rosa retorcida y oscura,

entre la falda y la camiseta.

Mis manos persiguen

descubrir tu cuerpo mínimo y tenso

de gata salvaje y doméstica,

con los ojos de felino vigilante,

grandes y nocturnos.

En mis manos quiere nacer un cuerpo

vegetal, luz quieta

que palpita, fruta detenida

en amaneceres de mar y verano,

cuando tu melena

caiga en cascada

por el alba de los cuerpos.

Mis manos quieren tornear

la vasija lenta de tu cuerpo

de barro, moldear las curvas

de tu vientre fértil,

como alfarero ciego de la madrugada.

Mis manos profundas de mundo

quieren viajar por tu cuerpo,

entre gata y mujer, estambre

de flores recientes, carne

de melocotón, terciopelo duro,

barro que crece en las manos,

cuerpo descubierto e inventado,

cuerpo leve en la primavera del recuerdo.

 

 

Jose Aurelio Martín[1]

 



[1] Profesor de Lengua del IES Sidón, poeta y entusiasta, teatrero, dirige un grupo de teatro en Medina Sidonia; creyente impenitente, cree en el hombre y en sus posibilidades, trabaja con esa desmesurada idea, cree, por tanto, es, por eso existe.

 


(c) Marzo del 2002. Todos los derechos reservados