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LAS MURALLAS DE LA CIUDAD DE MEDINA SIDONIA
I


SALVADOR MONTAÑÉS CABALLERO

 

El sistema defensivo del que fueron dotando los musulmanes a Medina Sidonia, prácticamente desde su llegada en el siglo VIII (1), dio como resultado un complejo de recintos amurallados sucesivos. En este artículo (2) hemos querido centrarnos en la cerca que envolvía a la ciudad (no nos ocupamos por ahora de las estructuras del Cerro del Castillo: Villa Vieja, Alcázar y Castillo), intentando aportar datos generales que sirvan de base para, en otro momento, ir adentrándonos en el análisis parcial de los tramos más significativos de estas murallas.

 

ASPECTOS METODOLÓGICOS:

Para abordar este estudio aplicamos una metodología (3) con los siguientes fundamentos generales previos:

Así, el modelo de estudio que aplicamos se compone de los aspectos que sintetizamos a continuación:

 

DATOS GENERALES SOBRE LAS MURALLAS DE LA CIUDAD:

Atendiendo a los conocimientos que ya poseemos sobre estas estructuras y en base a los restos que de dicha cerca defensiva han llegado hasta nuestros días, establecemos las siguientes premisas:

1º.- Los tramos de murallas y puertas del complejo defensivo urbano visibles actualmente coinciden, con matizaciones, con el trazado del perímetro amurallado de época musulmana.

2º.- Prácticamente desde su construcción, el cinturón defensivo va sufriendo continuas modificaciones. En unas ocasiones será por restauración de lienzos que sufren las consecuencias de diversos asedios, bien por las revueltas internas en el territorio islámico o por invasiones externas, como la de los normandos del siglo IX; en otras, se realizarán modificaciones de diseño al ritmo de los cambios poliorcéticos, como por ejemplo la introducción de la puerta en recodo en torno al siglo XII.

3º.- En la Baja Edad Media, tras conquistar definitivamente Medina Sidonia el rey Alfonso X y producirse la expulsión de la ya seguramente escasa población musulmana, creemos que la muralla que envolvía al núcleo urbano entra en un proceso de deterioro y ruina, ya que los contados repobladores cristianos se asentarían en el Cerro del Castillo, manteniéndose con muchas dificultades entre los muros de la Villa Vieja, el recinto del Alcázar y el mismo Castillo, estando el resto del hábitat tradicional prácticamente deshabitado.

Para conocer la escasa población existente y las dificultades que tenían para la conservación de las estructuras defensivas, resulta ilustrativo el documento del año 1367 en el que el Concejo de Medina Sidonia expone al rey Enrique II la situación de la villa para obtener ciertos favores del monarca, y que reproducimos parcialmente a continuación:

...Otrosy a lo que nos enbiastes dezir que en tiempo del rey don Alfonso nuestro padre que auíades para velas e rondas desa villa tres mille e seysçientos e veynte e quatro maravedis et que nos pedíedes por merçed que los ouiésedes de aquí adelante para las dichas rondas e velas...

Otrosy a lo que nos enbiastes dezir que esa villa está muy despoblada de gentes e otrosy los muros della están muy mal adobados e reparados e que esta villa es muy menesterosa e está estruyda por los grandes pechos e seruiçios que aquel malo tirano que se llamaua rey nos echaua por quanto erades nuestros e de nuestra sennora donna Leonor, nuestra madre que Dios perdone, e que nos pedíedes por merçed que vos fiziésemos merçed de los ocho mille maravedis que nos deuíedes de la yerua destos annos pasados...

Otrosy... sabríemos en verdat que non auian en esa villa sinon fasta ciento e çinquenta vezinos e que nos pedíedes por merçed que esta guarda que la leuase Xerez e non vos por quanto lo podría mayor soportar, e que si guardas ouiésedes de leuar que se despoblaría esa villa e que non sería nuestro seruiçio... (4)

4º.- En el siglo XV, fundamentalmente, se produce un aumento de población, que irá ocupando el espacio intramuros hasta entonces deshabitado, siendo necesaria la reparación de la 'muralla urbana', aunque no siempre debió contarse con los medios económicos, el tiempo y los materiales necesarios para hacerlo con la solidez que tuvo en origen.

Así, desde que el rey Juan II entregó la villa asidonense en 1440 a Juan de Guzmán, conde de Niebla, éste y los que le sucedieron con el título de duques de Medina Sidonia mostraron una especial preocupación por la reparación y mantenimiento de las murallas, aplicando buena parte de los esfuerzos humanos y económicos a tal fin. Y lo harían en un principio por pura necesidad de supervivencia del vecindario, pues no hay que olvidar que ésta era tierra fronteriza con el reino nazarí de Granada, hasta donde llegaban las incursiones de acoso de los musulmanes.

Detectamos este interés por el mantenimiento de las murallas en una cierta cantidad de documentos que han llegado hasta nosotros:

Alcayde amigo. Ya sabeys lo que vos mandé çerca de los reparos de los muros desa mi villa. Por tanto yo vos mando que lo así fagays e pongays en obra con toda diligençia porque así cunple a mi seruiçio.
Dios vos dé su gracia.
De Coria a XIIIIº de jullio.
Alcayde, esto cunple que luego lo fagays en todo caso.
El duque (rúbrica).
(Al dorso): A Bartolomé de Vasurto mi criado e mi alcayde e allcade mayor e alguazil mayor de la mi villa de Medina
(5).

Otros, de los que tenemos varios ejemplos, recogen sanciones por infringir alguna prohibición ducal, destinándose el castigo pecuniario a la reparación de las murallas:

... Et demás desto prended en sus bienes por cada seysçientos maravedís de pena para las obras de los muros e fortaleza desa dicha mi çibdad. Et fazed luego pregonar que ningunas nin algunas personas mis vasallos desa dicha mi çibdad nin fuera della non sea osado de cortar nin fazer danno en los dichos montes so pena de dos mille maravedís a cada vno por cada vez que que (sic) fuere sabido que cortó o fizo danno en ellos para las dichas obras....(6)

Incluso, el Duque recurrirá a solicitar al Papa indulgencia para todo aquel que contribuya a la reparación/reconstrucción de las murallas, dictándose por Nicolás V una bula en la que se concede la remisión de todos los pecados y la liberación de la obligación de restituir bienes mal adquiridos durante diez años a todos los que ayuden a ello (7).

Todavía a finales de este siglo, aún habiendo desaparecido ya el peligro que suponía el reino islámico nazarí, al ser tomada Granada por los Reyes Católicos en 1492, sigue manteniéndose la preocupación ducal por la conservación de las murallas, pero ya claramente con un sentido simbólico e ideológico, no estrictamente defensivo, pues las murallas otorgan a la ciudad un estatus de nobleza y preeminencia como núcleo urbano. Un ejemplo de ello puede ser el documento en el que D. Juan de Guzmán, duque de Medina Sidonia, ordena al Concejo de esta ciudad que deje sacar de la ciudad a Rui Díaz de Cervantes veinte cahices de trigo “... so pena de diez mil maravedís para el reparo de los muros desa mi çibdad...” (8)

5º.- En el siglo XVI proseguirá este despunte poblacional y, habiendo quedando obsoletas las murallas, las nuevas edificaciones irán adosándose a ellas, tanto intra como extramuros, a la vez que los materiales de algunos tramos se desmontarán y reutilizarán en dichas construcciones, mientras otros mantienen su trazado pero pierden parte del grosor de sus muros; aunque, a mediados de este siglo, era todavía claramente perceptible tanto el trazado como los diferentes elementos que componían la muralla -puertas, torres y muros almenados-, según la descripción y dibujo que de la población hace Barrantes Maldonado en 1541:

Don Juan de Guzman, conde de Niebla, fue á tomar la posesion de su cibdad de Medina Çidonia, é contentóse mucho della por las muchas calidades que en ella hay buenas, é por su asiento é fortaleza ques el siguiente: Entre el mar Oçeano é las sierras de Ronda se haze un promontorio ó monte sin árboles, muy alto, sobre todos los que hay en toda aquella tierra; y en este monte alto está asentada la cibdad de Medina Çidonia en una ladera no muy fragosa, çercada de una buena muralla de piedra é barro é torreada: de la una parte, que es del norte, tiene muy gran altura y está muy arriscada, y de la parte del poniente é mediodia tiene unos arrabales fuera de la cibdad que comiençan dende la muralla en parte muy llana; y aunque está asentada en llano, los arrabales estan puestos en grande altura. A la parte del oriente y del vendaval sobre la cibdad se haze otro monte sobre el monte de la cibdad, muy alto é muy agudo, sobre el qual está fundada la villa vieja, çercada con su muralla de piedra é cal bien fuerte, dentro de la qual hay vezinos. Ençima desta villa vieja hay el alcaçar, çercado á la redonda de fuertes muros, é moran vezinos dentro. E sobre este alcaçar é sobre todo lo demas, en la mayor altura del monte está el castillo, cuyos adarves abraçan el alcaçar é villa vieja é la cibdad... Terná agora esta cibdad dos mill vezinos,... (9)

6º.- En los siglos posteriores continuará el lento proceso de degradación de estas estructuras -involuntaria o premeditada-, hasta que sólo exista el interés público por conservar algunas puertas y varios metros de muro a ambos lados de las mismas, desdibujándose por completo el trazado.

7º.- A pesar de lo dicho, el perímetro amurallado de la ciudad puede decirse que se conserva casi intacto en las traseras de las viviendas actuales, si bien ha perdido en todos los casos la altura, grosor y, naturalmente, la coronación almenada original; mientras que de otros tramos pueden rastrearse sus cimientos. Del gran número de torres que jalonaban su recorrido, tan sólo han llegado hasta nosotros muy desmochadas tres o cuatro de ellas, aunque pudieran localizarse vestigios de algunas otras.

Y como puerta auténtica, la 'de la Salada'; las restantes, o han desaparecido ('Puerta de Jerez'), o están muy desfiguradas ('Puerta del Sol'), o son un simple vano moderno abierto en la muralla ('Arco de Belén'), o de ellas sólo ha quedado una calle de tránsito estrecho ('Postiguillo' y 'Carnicería' -intersección de la calle San Francisco de Paula y plaza del Llanete de Herederos).


Se están realizando esfuerzos desde hace algunos años por ir restaurando lienzos de murallas de la ciudad, como iniciativa municipal o en colaboración con otras administraciones públicas (entorno de la 'torre de Doña Blanca', 'Arco de Belén' y murallas anexas, muralla y torre junto a Caballerizas del Duque, intervención de urgencia en la 'Puerta del Sol' y tramo amurallado en edificio municipal de la calle Muro), y están en proyecto otras actuaciones. Pero, aún así, resta mucho por hacer, sobre todo, tener clara conciencia de que el perímetro amurallado medieval asidonense formó en su día un todo uniforme, una sola estructura que además de defensa cumplió la función de dar una categoría urbana singular a la población.

Hoy en día, la conservación y recuperación en la medida de lo posible de este importante legado patrimonial y la necesaria evolución urbanística de la ciudad, no deben ser intereses contrapuestos, sino enriquecedores el uno del otro, y ambos, motores del desarrollo económico y social del futuro inmediato de Medina Sidonia.


Notas:

(1) Aunque no en todo el perímetro que hoy identificamos como medieval, pudieron cimentar sobre otros vestigios amurallados más antiguos, con casi toda probabilidad en el área del Cerro del Castillo.

(2) Adaptamos un tema que es en sí amplísimo -en el que "a ratos" venimos trabajando desde hace ya varios años-, a las características de esta publicación y a las exigencias de espacio que impone.

(3) Seguimos a Jacques Le Golf, "Construcción y destrucción de la ciudad amurallada. Una aproximación a la reflexión y la investigación". En Cesare De Seta y Jacques Le Golf (eds), La ciudad y las murallas. Madrid. Cátedra. 1989. Pp. 11-20.

(4) Archivo Municipal de Medina Sidonia -en adelante A.M.M.S.-. Sección Gobierno (Disposiciones Varias). Legajo 101, documento 5. Burgos, 27 de febrero de 1367. El subrayado, como todos los que vendrán en las citas siguientes, es nuestro.

(5) A.M.M.S. Sección Gobierno (Disp. Var.). Leg. 119, doc. 73. Coria, 14 de julio de / / (finales siglo XV).

(6) A.M.M.S. Sección Gobierno (Disp. Var.). Leg. 119, doc. 20. / /, 5 de septiembre de 1478.

(7) Archivo Ducal de Medina Sidonia. Leg. 919. Roma, 17 de junio de 1453. En Laureano Rodríguez Liáñez y Ana María Anasagasti Valderrama. Medina Sidonia en la Baja Edad Media. Historia, Instituciones y Documentos. Ayuntamiento de Medina Sidonia, 1994, pp. 433-435.

(8) A.M.M.S. Sección Gobierno (Disp. Var.). Leg. 119, doc. 58. / /, 9 de septiembre de 1496.

(9) Pedro Barrantes Malconado, Ilustraciones de la Casa de Niebla, manuscrito de 1541. En Colección Fuentes para la Historia de Cádiz y su Provincia, nº 3. Cádiz. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. 1998, pp. 329-330.

Vemos cómo, de los 150 vecinos que tenía Medina Sidonia en la segunda mitad del siglo XIV (ver texto de nota 4), ha pasado a tener no mediado todavía el XVI 2.000 vecinos (en la época, el término "vecinos" se entiende como cabezas de familia, no como habitantes reales). Un aumento de población que podíamos calificar de espectacular en tan sólo ciento setenta y cuatro años, gracias a la desaparición del peligro musulmán granadino y a la política de engrandecimiento de la ciudad de la casa ducal.


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